La llegada de los primeros seres humanos a América fue un tema de debate durante años. Ahora, un reciente descubrimiento en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) podría arrojar nueva luz sobre este misterio. Restos fósiles de un gliptodonte encontrados en Merlo dieron indicios de que humanos habitaron la región hace más de 20,000 años.
El estudio, publicado en la revista científica PLOS ONE, fue realizado por un equipo internacional de científicos de Argentina y Francia. Entre los investigadores se encuentran el arqueólogo Mariano Del Papa, junto a Martin De Los Reyes, Daniel Poiré, Nicolás Rascovan, Guillermo Jofré y Miguel Delgado.
“Sabemos que más de 20.000 años atrás se consumía a los gliptodontes. Aunque no podemos decir si los cazaban o si los habían encontrado muertos y aprovecharon para cortar al animal y comerlo”, explicó Del Papa.
Histórico descubrimiento en Merlo de vida humana hace 20 mil años
El hallazgo sitúa la llegada de los primeros pobladores a América hace aproximadamente 21,000 años, cinco mil años antes de lo que algunas teorías actuales sugieren. La historia se remonta a 2015 cuando Guillermo Jofré, un autodidacta de la paleontología a cargo del Repositorio Paleontológico Ramón Segura de Merlo, encontró los restos del gliptodonte cerca del río Reconquista, en las proximidades del Dique Roggero, en el límite entre Merlo y Moreno.
Al limpiar los huesos, Jofré observó marcas de corte que no parecían ser causadas por animales. Estas marcas seguían patrones típicos de herramientas humanas, lo que llevó a los investigadores a profundizar en el análisis.
Mariano Del Papa, en diálogo con el medio Infobae, detalló: “Hicimos análisis de radiocarbono y otros estudios con técnicas de la geología. Los resultados nos permiten afirmar que las marcas fueron realizadas por humanos, ya que tienen propiedades morfológicas específicas. Descartamos que hayan sido hechas por animales”.
Además, Martín de los Reyes agregó que "lo primero que quisimos saber fue la antigüedad, porque cuando vimos la estratigrafía del lugar del hallazgo, el fósil estaba muy abajo, lo que nos daba la pauta de que era algo muy viejo”. Para determinar la antigüedad, el equipo utilizó la datación por radiocarbono, la cual indicó que los huesos tenían aproximadamente 21,000 años.
Miguel Delgado, coautor del estudio, explicó que, debido a la falta de colágeno en los huesos, se utilizó la bioapatita para la datación. “Ese análisis, que se hizo en Francia y fue la primera datación en hueso de un Neoesclerocalyptus, nos dio como resultado que el esqueleto tiene 21 mil años”, señaló Delgado.
Las pruebas que indican que fue carneado por humanos
El análisis detallado de las marcas de corte en las vértebras, pelvis y armadura del gliptodonte mostró patrones consistentes con herramientas de piedra utilizadas por humanos. Según De Los Reyes, “el patrón es de desposte, como los cortes que hace un carnicero, en lugares específicos como las inserciones musculares o los tendones. Ahí cortaron. Lo carnearon”.
Este hallazgo desafía la teoría predominante de que los primeros humanos llegaron a América hace 16,000 años. “Las pruebas ponen en entredicho el marco cronológico del primer poblamiento humano de las Américas hace 16.000 años”, dijo Delgado. Las nuevas evidencias sugieren que la entrada al continente americano podría haber ocurrido mucho antes, entre 20,000 y 30,000 años atrás.
El estudio fue realizado con el apoyo del Museo de La Plata, el CONICET, el Centro de Investigaciones Geológicas (CIG-UNLP-CONICET), el Instituto Pasteur de París, la municipalidad de Merlo y la Fundación Azara.
Chubut: Científicos del CONICET descubrieron restos de un titanosaurio que vivió en la Patagonia hace 66 millones de años
Un importante descubrimiento tuvo lugar en la formación La Colonia, en la provincia de Chubut, donde un equipo de paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) hallaron restos del Titanomachya gimenezi. Según anunció el organismo, se trata de un nuevo titanosaurio que se estima llegó a pesar unas 7 toneladas y que vivió en la Patagonia argentina hace 66 millones de años, sobre el final del período Cretácico.
La investigación se llevó a cabo en el marco del proyecto "Fin de la Era de los Dinosaurios en Patagonia", programa financiado por National Geographic y que tiene como objetivo investigar todos los aspectos biológicos y ecológicos de la época en la que se extinguieron los dinosaurios no avianos. El descubrimiento, fue reportado en la revista científica Historical Biology.
El descubrimiento de los primeros restos de T. gimenezi tuvo lugar en el marco de una campaña realizada por investigadores del CONICET en el Museo de La Plata (MLP, UNLP) y el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) de Trelew.
De acuerdo a lo informado, este T. gimenezi es el segundo dinosaurio hallado en ese lugar y se trata del primer saurópodo, es decir perteneciente al grupo de los vertebrados terrestres más grandes en la historia evolutiva, caracterizados principalmente por ser herbívoros.
Según explicaron, en otras campañas junto a profesionales del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN), el equipo pudo efectuar las excavaciones y recuperar elementos de los miembros anteriores y posteriores, fragmentos de costillas y una vértebra caudal.
Agustín Pérez Moreno, becario posdoctoral del CONICET en el MLP y primer autor del trabajo, contó que el proceso de extracción fue muy minucioso e involucró a diez personas. El mismo, requirió "embochonar o recubrir los restos con camisas de tela de arpillera y yeso para protegerlos antes de su traslado a los laboratorios del MEF", explicó.
En tanto, los investigadores explicaron que se trata de un ejemplar pequeño si se lo compara con otros gigantes encontrados en Chubut como Patagotitan mayorum, que se calcula medía casi 40 metros de largo, con un cuello de 12 metros y un peso estimado en 70 toneladas.
"La formación es conocida por haber revelado diversos fósiles, desde dinosaurios carnívoros y plesiosaurios hasta tortugas y otros reptiles. Los hallazgos en La Colonia no solo ofrecen información crucial sobre las poblaciones de saurópodos en la Patagonia durante el final del período Cretácico, sino también sobre la diversidad de los ecosistemas de la región en ese momento", detalló el investigador del organismo científico.
Asimismo, destacó que el T. gimenezi habitó la Patagonia durante el Maastrichtiano, la última edad del periodo Cretácico que precedió a la extinción masiva. Además, las reconstrucciones ambientales de la formación La Colonia indican que por entonces esos ambientes estaban dominados por estuarios o albuferas, es decir que su entorno contaba con una variada flora que incluía palmeras, plantas acuáticas con flores y coníferas.
Según explican, a pesar de estar representado principalmente por elementos de las extremidades, el ejemplar exhibe características únicas para un titanosaurio del Cretácico Superior.
"La morfología del astrágalo –hueso responsable de distribuir la fuerza procedente de la tibia en el interior del pie– nunca fue vista antes en otros titanosaurios y muestra rasgos intermedios entre los linajes Colossosauria y Saltasauroidea, lo que destaca su importancia evolutiva. Además, estudios filogenéticos han revelado que precisamente es miembro del gran linaje de los Saltasauroidea", precisó Moreno.
Por otro lado, indicó que "T. gimenezi marca el inicio de una serie de descubrimientos esperados en la formación La Colonia y, a medida que el proyecto avance, se anticipa la revelación progresiva de nuevas especies de dinosaurios, acompañadas de reconstrucciones paleoecológicas y ambientales que proporcionarán una visión más completa del mundo prehistórico en el que estos magníficos animales vivieron y desaparecieron".
"Se erige como un descubrimiento intrigante que añade una nueva perspectiva a la rica historia de los dinosaurios saurópodos de la Patagonia durante el Cretácico Superior y abre la puerta a futuras investigaciones que profundicen en la diversidad y evolución de estos majestuosos gigantes", completó.