El geólogo argentino, Maximiliano Rocca, reveló detalles de una anomalía circular de dimensiones gigantescas, descubiertas bajo las aguas cercanas a las Islas Malvinas. La investigación comenzó en 2002, cuando leyó en un artículo publicado por el geólogo Michael Rampino, de la Universidad de Nueva York, sobre la posibilidad de que esa anomalía se tratara, en realidad, de un cráter de impacto.
A partir de ese momento, impulsado por el interés que le había causado el artículo, comenzó una búsqueda de información que no tuvo grandes resultados. “Nadie parecía haberse hecho eco de ese trabajo”, se lamentó en dialogo con Infobae y por eso decidió que él “sería la persona que investigaría a fondo ese lugar”.
La idea de Rampino, se basaba en los mapas de anomalías gravimétricas a los que Rocca accedió en 2004, los cuales mostraban un cráter gigantesco de 250 kilómetros de diámetro.
Esta idea se apoyaba en los mapas de anomalías gravimétricas que Rocca tenía en su poder, los cuales mostraban una estructura de 252 kilómetros de diámetro. Pero la confirmación de esta teoría se demoró hasta el año 2015, momento en el que conoció al experto en cráteres de impacto y geólogo paraguayo, Jaime Báez Presser, quien le proporcionó acceso a una base de datos global de mapas magnéticos, donde mostraban que había una anomalía ahora positiva de valores magnéticos.
Según indicó, la anomalía que se encuentra bajo las aguas del sur argentino, conocida como el “cráter de impacto de Malvinas”, tiene características similares con el famoso cráter de Chicxulub en Yucatán, México. El cráter, de 200 kilómetros de diámetro, fue el responsable de la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.
“No lo puedo creer... esto encaja a la perfección con un cráter de impacto colosal”, recordó Rocca del momento en que visualizó los mapas magnéticos. La estructura que se encuentra bajo las aguas cercanas a las Islas Malvinas, tiene forma de plato sopero y mide aproximadamente 250 km de diámetro y aunque no hay evidencia visible en forma de rocas, sostiene que, las características geofísicas, sugieren que podría tratarse de un cráter de impacto.
Según Rocca, el cráter podría haberse formado hace más de 250 millones de años, coincidiendo con una extinción masiva en la historia de la Tierra conocida como “gran mortandad” que tuvo como resultado la desaparición del 90 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de las especies terrestres del planeta.
En 2015, logró escribir su primer artículo científico sobre el tema y fue publicado en la Historia Natural de la Universidad Maimónides, donde participó el geólogo Báez Presser, como coautor.
A raíz del texto publicado, se contactó con Michael Rampino para ponerlo en conocimiento sobre su investigación y en un trabajo conjunto publicaron un nuevo informe en la revista Terra Nova de Oxford.
En tanto, el investigador argentino explicó que, debido a la falta de interés de las autoridades británicas, el tema se encuentra en un punto muerto, y detalló que para una posible exploración en profundidad, sería necesario un enfoque más meticuloso, posiblemente con un barco de perforación.