El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) decidió que "Coco", el perro procedente de Hungría que está varado en Ezeiza, sea vacunado contra la rabia en un espacio cedido por la Aduana, en la zona primaria del aeropuerto internacional de Ezeiza. El animal permanecerá en cuarentena hasta que se defina su regreso al país de origen.
El perrito arribó con su dueño a la Argentina sin su Certificado Veterinario Internacional (CVI) y con su vacuna antirrábica vencida. Por este motivo, las autoridades no le permitieron ingresar al país, ya que se pone en riesgo a la población que tome contacto con el mismo, al ser un potencial portador de esa enfermedad que afecta a los humanos y puede causar la muerte.
Los requisitos sanitarios exigidos por el Senasa para la importación de perros y gatos, que se requieren para todos los ingresos desde cualquier país de origen, están disponibles en la página web oficial del organismo.
El país de origen es el responsable de autorizar el embarque de los animales con la documentación sanitaria exigida por el país de destino. En este caso, tanto la condición de salud como la vacuna antirrábica, que además está vencida, no fueron avaladas por el servicio veterinario de Hungría, con lo cual la situación sanitaria de este animal es desconocida y, por lo tanto, corresponde su reexportación.
La rabia es una enfermedad viral que es mortal pero prevenible. Se puede propagar a las personas y las mascotas, si las muerde o rasguña un animal con rabia.
#LiberenaCoco, el TT que se hizo viral
La familia de Coco viajó por toda Europa sin inconvenientes, pero la mascota volvió a Argentina y la está varada en Ezeiza hace dos días. La historia de Coco se hizo viral y en las redes sociales se posicionó el TT #LiberenaCoco.
Según indicó su dueña, Camila, en el aeropuerto argumentaron que la demora en el trámite se debe a que tiene la vacuna antirrábica vencida desde hace dos semanas.
Según la familia, las autoridades le sugirieron dos opciones posibles: sacrificarlo o deportarlo. Es por eso que la joven convoca a entidades de defensa del animal y también a veterinarios para que puedan colaborar con la situación.
“Ya no sabemos qué más hacer”, se expresó la dueña ante la angustiante situación que vive con su mascota.
Ahora todo parece solucionarse y Coco no será sacrificado.