El jueves por la tarde se dio a conocer la noticia de que Lucas González, el adolescente de 17 años baleado por efectivos de la Policía de la Ciudad, había fallecido después de permanecer en estado crítico.
Horas más tarde, su madre habló con la prensa y dijo que donará los órganos del joven que jugaba en Barracas Central. "Estoy muerta en vida. Me sacaron el corazón", comenzó.
"Me sacaron todo, pero el corazón de mi hijo va a estar latiendo en algún lugar del mundo. Es un acto de amor muy grande. Alguien va usar sus pulmones, sus órganos le van a servir a alguien", añadió Cintia López.
Con lagrimas en sus ojos, Cintia continuó: "Pero bueno, la Policía me lo mató, yo no voy a descansar hasta que ellos paguen lo que le hicieron a mi hijo, porque nos arruinaron la vida. ¿Yo ahora como sigo? Yo no puedo ahora, tengo dos hijos y no tengo fuerzas para nada, yo no puedo entrar a mi casa y no encontrarlo".
"Ustedes (los policías implicados) me destrozaron la vida, me lo mataron, me lo dejaron todo entubado, moreteado con dos balazos en la cabeza, así que lo único que quiero es Justicia y que mi hijo descanse en paz", agregó.
Completamente quebrada, la madre pidió justicia: "Jamás pensé en estar pasando por ésta situación. Yo quería verlo triunfar. Era lo único que quería para él. No quiero que esto quede en la nada, quiero prisión perpetua para los policías. Mi hijo no era delincuente. Nosotros sabemos como lo criamos. Se dijo mucho sobre eso. Ahora veremos como vamos a seguir adelante. Solo queremos despedirlo y vamos a ver si lo podemos hacer hoy".
Por su parte, Mario, el padre del joven asesinado, agradeció a la prensa y al presidente de la Nación. "Nunca imaginé yo, un pibe de barrio, llegar a oídos del Presidente, y que el Presidente nos atienda, gracias señor doctor Alberto (Fernández)"