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Habla como candidata, se mueve como candidata… ¿ergo?

Por Cynthia García y Pablo Di Pierri

Lunes, 07 de noviembre de 2022 a las 13 24

Quedó claro que habla a la militancia como candidata, se mueve como candidata entre los dirigentes y la quieren como candidata, tal vez, hasta en la oposición. Tal como le dijo a La García un encumbrado dirigente de La Cámpora, Cristina Kirchner se está haciendo cargo de su táctica en 2019, por haber elegido a Alberto Fernández para que encabece la fórmula del Frente de Todos, toda vez que reclama que se juzgue su decisión en el contexto que la empujó en esa dirección.

Al mismo tiempo, la Vicepresidenta se encarga de mantener viva cierta ambigüedad, como la histórica incógnita que el propio Néstor Kirchner sembraba hasta último momento, en 2007, acerca de la posibilidad de que la candidatura fuese encarnada por un pingüino o una pingüina. Ahora, ella ocupa el centro de la escena, acredita una abrumadora mayoría de intención de voto dentro del FdT y puede prevalecer en cualquier primaria pero, al mismo tiempo, es consciente de que su obligación es darle al pueblo el diseño electoral que impida el regreso de la derecha.

En ese sentido, supone que el peronismo no tendrá chances si no cede la inflación. Sin alegría -o sin asado-, difícil que la suerte le sonría a cualquier candidato oficialista el año entrante, según deja entrever. Por eso, todavía algunos especulan con que la Vicepresidenta apuntale la candidatura de otro dirigente desde su propia postulación como senadora. El dilema sería quién podría expresar con fidelidad su línea ideológica sin repetir los desperfectos de la experiencia en curso.

Cristina en el plenario de la UOM en Pilar

En ese contexto, la prensa se empachó durante el fin de semana con la dedicatoria que el diputado Máximo Kirchner le enviara al presidente Alberto Fernández desde el Congreso del PJ en Mar del Plata, cuando lo tildó de "aventurero" por aprovechar el proyecto colectivo que lo depositó en Casa Rosada para fines personales. Al kirchnerismo le irrita la tozudez del Jefe de Estado y el ensoberbecimiento con el que se pavonea hablando de su reelección. En el entorno de la ex Presidenta quieren la rendición del primer mandatario pero, si Fernández dejara de repetir esas insinuaciones que irritan o mueven a risa por igual, la última cuota de poder se le diluiría de la noche a la mañana.

Para colmo, no tuvo mejor idea que responderle al líder de La Cámpora que el que critica no es compañero peronista. Todo tan Socorro Quinto Año que aburre. Y hasta podría acuñarse el axioma que reza que cada vez que un peronista saca el peronómetro lo hace porque se siente acorralado y en posición de debilidad.

Al fin de cuentas, los pases de factura pueden ser la tentación de un establishment con la piel erizada frente a la resiliencia social del peronismo y tapan lo importante: Cristina Kirchner volvió al futuro en Pilar y recuperó lo que propuso cuando presentó su libro Sinceramente en la Rural, en mayo de 2019. 

Repasemos. El viernes pasado, igual que aquella noche pero con otras palabras, mentó la idea de un nuevo acuerdo democrático para ofrecerle a la sociedad una solución política a sus demandas, contemplando el problema de la economía bimonetaria con el concurso de los sindicatos, el empresariado y todos los partidos políticos. 

Sin el robustecimiento de la democracia y la recomposición de la autoridad política, no habrá alegría. La subordinación a la timba financiera y la inflación son el dispositivo de los verdugos para que Argentina renuncie a su idiosincrasia peronista. Visto así, el 23' podría abrirse a una disyuntiva agónica entre ella o el caos. Por eso, Cristina es el último instrumento patriótico y popular.

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