La máxima categoría del futbol eslovaco iba a vivir una fiesta el fin de semana, pero de nuevo la violencia desvirtuó por completo el espectáculo. Por la fecha número 11 de la Fortuna Liga se enfrentaron los dos líderes del torneo y clásicos rivales, pero el ambiente terminó siendo catastrófico.
El domingo se vio una verdadera batalla campal Estadio Anton Malatinský cuando Spartak Trnava recibió a Slovan Bratislava para disputarse los tres puntos y la cima del torneo. A los 16 minutos de la primera mitad, los hinchas enloquecidos comenzaron a pelearse entre sí y llegaron a ingresar al propio campo de juego.
Muchos de los protagonistas tuvieron que ser asistidos por médicos en las inmediaciones del estadio y otros fueron retirados en camillas hasta hospitales cercanos.
Filip Glova, el árbitro del choque, no tuvo más remedio que suspender el clásico por los hechos tan graves que se estaban viviendo en el césped y en las tribunas del estadio. Desde las gradas, pudieron observarse cómo volaban piedras y bengalas de forma impactante.
El entrenador del equipo loca, Michal Gasparik, repudió el hecho luego de la suspensión del partido: "Debía ser una fiesta del fútbol, pero al final es una vergüenza para el fútbol".