El representante del Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, ganó las presidenciales guatemaltecas por amplia mayoría. Con el total de las actas procesadas, consiguió el 58% de los votos; mientras que Sandra Torres, de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), obtuvo el 37%.
"Habló la voz de los ciudadanos. Las elecciones se ganan o se pierden en las urnas", declaró horas antes, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, Irma Palencia, al ratificar las tendencias que comenzaron a avizorarse desde temprano.
El ballotage contó con una participación del 45%, por debajo del 60% registrado en la primera ronda, pero 15% más que en la segunda vuelta de 2019.
Durante la noche del domingo, el candidato progresista dijo que aceptaba "con mucha humildad esta victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala".
"Esto es del pueblo y ahora unidos, como pueblo, lucharemos contra la corrupción”, agregó Arévalo.
Los comicios ocurrieron sin incidentes, pero en un contexto de máxima tensión política. El TSE reconoció los resultados de la primera vuelta recién dos semanas después de su desarrollo, producto de las denuncias presentadas por sectores allegados al partido gobernante en contra del Movimiento Semilla por presunta falsificación de firmas.
El 12 de junio pasado, tras hacerse oficiales los primeros resultados, la Fiscalía ordenó suspender la organización liderada por Arévalo. Organizaciones internacionales expresaron “grave preocupación” por considerar que las acciones de la Justicia eran antidemocráticas. A pesar de esto, la Fiscalía allanó en dos ocasiones la sede del TSE. Finalmente la Corte de Constitucionalidad revocó la orden de suspensión.