Este martes por la noche la Catedral Metropolitana tomó una decisión inédita, y debido a la gran cantidad de personas en situación de calle que se convocaron para recibir un plato de alimentos, abrieron las puertas del templo para que puedan comer dentro.
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El gesto se da en medio del escándalo en el Ministerio de Capital Humano, por los alimentos retenidos en galpones, y que sólo debido a distintas denuncias por parte de organizaciones sociales, e investigaciones periodistitcas en medios de comunicación, serán repartidos en distintos comedores con fechas de vencimiento muy próxima en el tiempo.
Respecto a la apertura de las puertas de la Catedral, la cuenta de la Red Solidaria en Instagram publicó imágenes con el siguiente texto: "Compartiendo la mesa en la Catedral de Buenos Aires. Una mesa donde nadie queda afuera... Una mesa que dignifica, transforma historias y construye vínculos. Una mesa que nos iguala. Una mesa que se pinta de emociones, relatos y vida!".
"Como toda familia, no hay nada más lindo que sentarse a la mesa y compartir la vida. La calle no es un lugar para vivir", agregó la organización que lidera Juan Carr.
La práctica de repartir alimentos en las puertas de la Catedral Metropolitana, se repite todas las noches. Allí la iglesia junto a la Red Solidaria, asisten a cientos de personas que duermen en las inmediaciones de la Plaza de Mayo, que concentra un gran número de indigentes que duermen a la intemperie, muchos de ellos personas mayores de la tercera edad.
La olla popular que se realizó el martes en la Catedral Metropolitana, metros de la Casa Rosada, surgió por una iniciativa conjunta del Arzobispado de Buenos Aires y los Hogares de Cristo, unas 60 parroquias que trabajan con personas en situación de calle.
"Cada vez se ve el incremento de personas, de familias, de chicos de muy baja edad, en situación de calle. Es desesperante y doloroso", señaló Sergio, integrante del Hogar de Cristo de Ciudad Oculta, en diálogo con el periodista de C5N Hernán Nucera.
La pobreza alcanzó al 55% de la población
La pobreza alcanzó al 55% de la población y la indigencia al 18% en el primer trimestre del año, según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA). Se trata de la cifra más alta desde 2002.
Agustín Salvia, director del ODSA-UCA, dijo que con el shock de precios, producto de la devaluación y de la consecuente caída de los ingresos reales en diciembre y enero, se produjo un fuerte aumento de la pobreza, la cual habría llegado a un pico de 58% en febrero.
“A partir de dicho mes deviene una caída de la inflación y empieza a haber mejoras en las remuneraciones, incluso actualizaciones en los haberes jubilatorios y en los programas sociales. Esto hizo que la pobreza se estabilice en torno al 54% y 55% en el primer trimestre. En abril y mayo cayó levemente, pero de manera muy heterogénea”, sostuvo.
“En realidad el mayor problema ahora tiene que ver con la indigencia, porque la duplicación de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar y el plan de los 1.000 días es una compensación al aumento de la inflación y en un contexto de caída del nivel de actividad y de mucha recesión los sectores informales, los cuentapropistas, autónomos y pequeñas empresas familiares o microemprendedores locales ven reducido su nivel de trabajo y la cantidad de horas trabajadas, lo cual baja su remuneración. En este sentido, la indigencia habría llegado al 18% de la población en los primeros tres meses del año”, precisó Salvia.
“Entonces, se estabiliza el nivel de pobreza, incluso esta tiende a bajar a partir de que los sectores formales van recuperando sus ingresos, pero la situación se agrava en los sectores informales más pobres, en donde la asistencia social ya no alcanza y la reducción del nivel de trabajo produce un desgaste en los ingresos corrientes que hace que esos hogares que ya estaban bajo la línea de pobreza caigan en situación de indigencia”, agregó.