Luego de cinco meses desde su aprobación en la Cámara de Diputados, el Gobierno reglamentó la Ley de Etiquetado Frontal que tiene como objetivo advertir a los consumidores sobre alimentos con exceso de componentes que pueden ser nocivos para la salud como azúcares, sodio y grasas saturadas, entre otros.
Las bebidas y alimentos procesados deberán llevar octágonos negros de al menos el 5% del tamaño de la cara principal del envase en el que se comercializa. De contener varios componentes perjudiciales deberán llevar más de una etiqueta.
Tiene como objetivo una información “clara, oportuna y veraz” para que el comprador tome decisiones “asertivas y activas” sobre lo que realmente está consumiendo al adquirir un producto. Quedan excentos el azúcar común, los aceites vegetales, frutos secos y la sal de mesa.
A su vez, “garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada de la población, a través de la promoción de una alimentación saludable, brindado información simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcoholicas”, expresa el comunicado de la reglamentación.