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Milei, el último alerta para el sistema político

El mazazo ayer se escribió con zetas y sin eses. Aunque matemáticamente Sergio Massa esté en carrera, la performance de Javier Milei constituye un batacazo en las urnas. 

Lunes, 14 de agosto de 2023 a las 15 48

Podría adjetivarse hasta el cansancio o caracterizar sesudamente qué Argentina se asoma pero carecería de sentido.

Lo más importante es comprender la rabia. No sirve autocomplacerse condenando al que sufraga con bronca. Urge entender por qué la sociedad opta por actores como Milei aquí, Jair Bolsonaro en Brasil, Donald Trump en Estados Unidos o Giorgia Meloni en Italia.

Que el discurso autoritario tenga ramificaciones globales no puede ser casualidad. Que sus dirigentes ganen elecciones en diversas latitudes, sin el apoyo de grupos económicos tradicionales o estructuras partidarias y sindicales clásicas, merece estudiarse con detenimiento.

En lugar de sancionar, sería más productivo escuchar. Si entre los votantes de Milei hay ciudadanos que quieren educación y salud pública pero lo votan a él aunque prometa las peores plagas, hay que indagar por qué. 

Quizá Milei interprete pulsiones tan dolorosas como inconfesables de un electorado harto de un peronismo que no le habla ni lo representa con sensibilidad hace 10 años.

Tal vez el problema no sea que la Argentina se volvió de derecha sino que el peronismo se volvió chiquito. Ya no interpela, ya no contiene, ya no conmueve.

Incluso si se concede que buena parte de la magra cantidad de votos que sacó el oficialismo se debe a la frustración por la pérdida de poder adquisitivo, no parece atender a argumentos económicos la mayoría que se inclina por Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich o los libertarios. Todes dicen cómo van a recortar o cuánto van a estrujar el déficit fiscal pero igual cosechan un gran caudal electoral. O sea que las razones del voto no atienden necesaria o únicamente a la inflación.

Es probable que haya que asumir que el agobio ante el comentario evangelizador de dirigentes que explican cómo hay que resolver los problemas o, para peor, por qué hay que aguantárselos ya no tiene reparación. 

A Massa solo le queda hacer la gran Lula Da Silva: juntar a todos los actores del sistema política contra la derecha pero habrá que ver qué fibras pulsa para que los segmentos que eligieron a Milei o sus contendientes de JXC no se alejen horrorizados.

Es como si en la última década la sociedad hubiera cambiado más que los gobiernos de turno y los dirigentes ya no pudieran conectar con ella. Recomponer el lazo entre el peronismo y los sectores populares resulta imprescindible, so pena de que la historia se termine tragando a una juventud que todavía tantea en la oscuridad, bajo el eclipse desconcertante de figuras que encandilan pero no conducen al conjunto.

La irrupción triunfal de Milei es, quizá, el último alerta para un sistema político que deambula con la almohada marcada en la cara.

*Por Cynthia García y Pablo Di Pierri