Esta tarde, en la terraza del Centro Cultural Recoleta, en compañía de su abogado, integrantes del colectivo de Actrices Argentinas y la titular de Amnistía Internacional Argentina, Thelma Fardín habló acerca de la continuidad de la denuncia penal realizada contra Juan Darthés, por abuso sexual agravado, por un hecho ocurrido en Nicaragua en 2009.
En el día de hoy, una fiscalía brasileña formuló acusación formal contra el actor. Ahora resta esperar que el juez evalúe si las pruebas presentadas hay mérito suficiente para que Darthés sea llamado a juicio, por un delito que prevé hasta 12 años de prisión. Cabe mencionar que el acusado, reside en Brasil junto a su familia desde el momento en que fue presentada la primera denuncia, país originario del artista, por lo que no puede ser extraditado a Nicaragua, ya que el país vecino no tiene convenio con la nación donde está radicada la acusación.
"Esta instancia es una victoria en sí misma. Que un tercer país tome la decisión de acusarlo de oficio, sin necesidad de que yo presente una denuncia, es una demostración del contenido de prueba contundente que hay" manifestó Thelma.
"Es un momento clave para cambiar el lugar que ocupamos las víctimas en las sociedad" expresó Fardín. Además valoró el apoyo que recibe y sostuvo que es necesario que se desestigmatice a las "víctimas": "No puede ser que seamos nosotras las perseguidas y nosotras las que desde el movimiento tengamos que generar los cambios", remarcó.
Comunicado de Actrices Argentinas:
El 11 de diciembre de 2018, haciendo cuerpo colectivo, Actrices Argentinas acompañó la denuncia penal de Thelma Fardín contra Juan Darthés, por la violación sufrida durante una gira de trabajo en Nicaragua, nueve años antes, siendo menor de edad. De inmediato supimos que este caso era mucho más que una historia particular; era la historia de miles de víctimas. Nuestra unión abría la posibilidad de empezar a hablar para luego transformar un sistema que históricamente nos ha silenciado, naturalizando el abuso, la violencia y la impunidad de sus perpetradores. Hoy estamos acá, otra vez, para hacer pública esta victoria, y corroborar que a pesar de los innumerables obstáculos, éste es un camino que para las mujeres y disidencias de América Latina no tiene vuelta atrás.
Esta causa siguió adelante por el coraje de nuestra compañera y porque tuvimos y tenemos la certeza de que a la injusticia se la enfrenta juntas y organizadas, y porque desde nuestro movimiento nunca dejamos de trabajar, no sólo en este caso, sino en muchos otros de la enorme ola que devino después de la visibilización del tema. Por dar sólo un ejemplo de los efectos de “no callarnos más” y acompañarnos: después de la denuncia de Thelma, las consultas al programa “Víctimas contra la violencia” aumentaron un 1240% en sólo 24 horas, un programa del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación que registra miles de víctimas de abuso sexual por año, de las que el 65% es menor de edad.
Hoy, asistimos a un triunfo: El Ministerio Público de Brasil formuló acusación formal contra Juan Darthés. Es decir, tres ministerios públicos fiscales de países diferentes (Argentina, Nicaragua y Brasil- adonde el denunciado se fugó para eludir su responsabilidad-), consideraron que las pruebas presentadas y recabadas tienen contundencia suficiente para acusarlo penalmente; un recorrido que está sentando jurisprudencia internacional.
Nuestro objetivo es la verdad y este avance en la causa es en sí mismo reparador.
Insistimos en señalar que el camino de la víctima es cruel y complejo: Sumado al trauma y los costos que implica económicamente, desde el momento en que se atreve a denunciar su vida cotidiana se ve expuesta y limitada. La construcción de la mirada social, fomentada y sostenida por los medios masivos de comunicación, siempre está claramente direccionada hacia ella, a la búsqueda de sus faltas, la disección de su vida privada y la prueba constante de lo que una buena víctima debe ser. La deslegitimación está a la orden del día.
Es ya ineludible e imperiosa una reforma judicial con perspectiva de género, para que ninguna víctima sea sometida a declarar 6 veces lo mismo, para que su palabra quede ratificada de una sola vez por todos los especialistas que intervienen en el proceso, para que se respete el tiempo de la víctima cuando está comprobado que se tardan años en poder hablar. El camino institucional que proponen nuestras sociedades frente a la violencia sexual es la intervención del sistema penal actual, con sus innumerables fracasos y modalidades de disciplinamiento patriarcal, frente a los que les denunciantes y aquellas personas que se atreven a testificar en su favor, se encuentran inermes. Como le sucedió a la actriz Calu Rivero, la primera que decidió denunciar públicamente los abusos de que había sido objeto por parte de Darthes y tiene que seguir afrontando una demanda en la justicia civil por parte de su abusador, que además es prófugo de la ley, o a nuestras compañeras Natalia Juncos y Anita Co, acosadas y abusadas por el mismo sujeto en el ámbito laboral. Buscamos que nuestras experiencias de violencia sean reconocidas y valoradas, libres de estereotipos de género.
El caso de Thelma es a la vez la regla y la excepción; muches sobrevivientes de abuso han pasado por esto pero pocos cuentan con su relevancia pública e interés mediático, o el respaldo de Amnistía Internacional. Sabemos que la inmensa mayoría de las causas por violación quedan impunes; de hecho, sólo el 1% obtiene una condena. Por eso, mientras reivindicamos el derecho a la verdad más allá de los tiempos de prescripción de las causas, necesitamos una justicia respetuosa de los derechos humanos y desarrollar mecanismos de reparación efectivos para que aquellas personas que hayan padecido estos hechos aberrantes puedan sentirse reconocidas y acompañadas, en lugar de juzgadas y estigmatizadas.
Se hace urgente prevenir estas violencias. Se hace urgente que el estado provea mayores recursos para la atención de las víctimas. Se hace urgente la implementación de protocolos para que podamos vivir y trabajar en ámbitos seguros, libres de acoso y abuso. Tenemos la obligación histórica, política y social de que así sea. Muchas gracias.