La semana pasada, la Cámara de Diputados ratificó el veto del presidente Javier Milei a la Ley de Reforma Jubilatoria que, entre los puntos más polémicos, negó un aumento del 8% en la jubilación mínima. Frente a esto, Georgina Barbarossa se animó a expresar en público su disconformidad con las últimas reglamentaciones del Gobierno Nacional.
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La actriz y conductora de televisión primero opinó sobre los incidentes ocurridos en los alrededores del Congreso donde hubo enfrentamientos entre manifestantes de la oposición, entre ellos jubilados, con las fuerzas de seguridad. “No puedo creer que Milei no tenga corazón”, dijo en una entrevista con Luis Novaresio en +Entrevistas (LN+).
En ese sentido, la animadora contó qué pregunta le haría al jefe de Estado si tuviera la oportunidad. “Le preguntaría cómo fue su infancia ¿Qué le pasó? No puede ser tan duro, tan rígido. No creo que no le importe esos viejos. No puede ser que solo le importe un número”, reflexionó.
“‘No hay plata’, pero entonces tampoco hay plata para la SIDE o para comprar aviones. Ya sé que son necesarios... Hablo como Doña Rosa”, aclaró y siguió: “Son necesarios para la defensa del país. Por el apoyo de Milei a Israel, en esa guerra espantosa y absurda... Nos pusieron dos bombas, y tendrá miedo de que nos pongan otra. Trato de pensar cómo él. Pero, ¿qué pensará cuando ve esas imágenes? No puedo creer que no tenga corazón”, manifestó en referencia a los incidentes en el Congreso.
En otro tramo de la entrevista, Barbarossa reflexionó acerca de la actualidad del país y recordó el corto paso de su familia por la política cuando el hermano de su madre, Miguel Roig fue ministro de Economía al inicio de la presidencia de Carlos Menem en 1989. “Cuando vio todo, dijo que no. Él no era político, estaba jubilado y pensó que podía hacer algo por la patria, pero se inmoló”, contó en referencia a su repentina muerte por un infarto.
“Tenés que ser de una manera muy especial para ser político. Pero ahora parece que tenés que ser corrupto”, criticó y siguió: “Estoy triste, porque este no es el país que yo conocí. Vivíamos en un país rico, maravilloso, culto. Más allá de que no hubiese analfabetos, o que hubiese un índice bajísimo, toda la gente era culta. Me acuerdo que mi abuela tenía dos señoras que habían venido de Santiago del Estero, y podías hablar de todo con ellas”.
En ese sentido, la conductora comparó aquel pasado con la actualidad: “Hoy en día, apenas los padres mandan a los chicos al colegio. No saben escribir, leer, no saben expresarse. Más allá de que estamos endeudados y somos un país pobre, no lo quiero para mis nietos. No lo quería para mis hijos”.
Pese a las críticas, Barbarossa declaró que ama el país y que por eso nunca se fue, pese a haber tenido la oportunidad. “Podría haberme ido a trabajar a España, pero decidí volver. Mi casa la tengo en Córdoba, no en otro país. Ves que roban y nadie va preso. Y si no pagamos los impuestos, nosotros vamos presos. ¿Por qué es así?”, cuestionó.