|

Santiago Rey, autor de Silenciar la muerte: "Hay víctimas angelizadas y las hay desangelizadas"

Entrevista con el autor del libro sobre el asesinato de Rafael Nahuel
Sabado, 15 de enero de 2022 a las 12 22

Por Luis Mastroiani

Sabado, 15 de enero de 2022 a las 12:22

Cuando un crimen es invisibilizado, algún periodista aparece dispuesto a mostrar lo que los medios hegemónicos esconden. Esta vez, el resultado es un libro que enfrenta al relato oficial. Quiénes dudan, con buena fe, de que el Grupo Albatros de Prefectura en noviembre de 2017 asesinó a Nahuel en Bariloche, cuentan ya con este texto necesario.

—Tu investigación confirmó que el Grupo Albatros de Prefectura asesinó a Rafael Nahuel ¿Por qué la causa judicial no avanza?

Es un asesinato, no caben dudas, pero no se sabe quién lo cometió. Hay intereses que juegan alrededor de este caso. Desde el inicio, el Ministerio de Seguridad, conducido por Patricia Bullrich, se interesó por la causa y puso gente de su riñón a trabajar: funcionarios y abogados cercanos al macrismo en general y a ella en particular son los defensores de los Albatros que participaron en la represión y asesinato de Rafael Nahuel e hirieron a otros dos jóvenes. Esto le permitió tener mayor acceso al expediente judicial, solicitar pruebas y retrasar pericias. Las contradicciones en las pericias balísticas son hoy los datos centrales. En la primera pericia, realizada por expertos independientes, se determinó con certeza que la bala salió de un arma portada por un integrante de Los Albatros. Sin embargo, la defensa de los uniformados consiguió que el juez —quien en un primer momento había rechazado darle la investigación a Gendarmería— admitiera hacer una nueva pericia y dársela a esa fuerza, que tenía fuertes vínculos con el Ministerio de Seguridad. El nuevo resultado no pudo determinar cuál fue el arma que mató a Nahuel. Se estaba preparando un terreno de contradicciones. A partir de allí, se llama a una tercera pericia. Esta, a su vez, planteó que la bala salió de otra arma. Los dos uniformados implicados comparten abogados: Marcelo Hugo Roccheti, ex funcionario de la ex gobernadora María Eugenia Vidal en el Ministerio de Seguridad que conducía Cristian Ritondo. Roccheti es un hombre de confianza del macrismo: fue abogado del barrabrava Rafael Di Zeo durante la presidencia en Boca de Daniel Angelici, mano derecha y operador judicial de Mauricio Macri. Todas las herramientas utilizadas y los resultados de pericias contradictorias son las razones por la que no se avanzó en la causa. Hubo otras complejidades: la instalación mediática de algunas realidades que dijeron lo contrario al expediente y que luego el Poder Judicial lo tomó como propio. Por todo esto, se puso muy difícil desandar la promocionada existencia de un enfrentamiento armado. Sin embargo, si uno ve el expediente, se da cuenta que el enfrentamiento no existió. Sí, hubo una defensa con piedras de los mapuches en el momento del ataque con armas de fuego. En los pocos minutos que duro ese “enfrentamiento”, la Prefectura traspasó los límites del territorio que reclamaba la comunidad. Ahí se realizó la mayoría de los disparos. Se excedió de lo ordenado por la Justica, que era solo proteger el territorio en disputa. Otra irregularidad —que la Justicia no vio— es que el grupo de Prefectura dispararó entre 114 y 129 balas  de plomo, según se deprende de lo faltante de las distintas armas que llevaron. De acuerdo a la legislación vigente, las únicas armas permitidas para estos procedimientos  tienen que ser no letales. Si esto se hubiera cumplido, Rafael Nahuel no habría sido asesinado por la espalada. Las armas  letales que portaron eran de guerra: zoom fusil MP5 y pistolas Beretta, que tienen proyectiles de 9 milímetros. Todo esto es la situación compleja, donde el expediente judicial y los intereses políticos conviven.

—¿Cómo está hoy la causa?

La jueza subrogante, a cargo del Juzgado Federal de Bariloche, tiene intención de cerrarla y elevarla a juicio. Sin embargo, la familia de Nahuel, la APDH y la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación, los querellantes, dudan que esto sea beneficioso. Si el expediente llega con estas contradicciones y con apelaciones pendientes no resueltas a juicio oral, va a ser muy sencillo para la defensa del grupo Albatros conseguir absoluciones o condenas mínimas.  A la mayoría nos quedaría la sensación de que no se hizo justicia por este caso.

—¿Por qué tu libro tiene poca difusión?

Yo no sé qué es poca o mucha difusión. El libro se publicó a pulmón en una editorial relativamente pequeña con mucho esfuerzo. Se distribuyó en algunas librerías en particular. Se ofrece  en el diario on line En estos días y participó en la Feria del Libro. Algunos capítulos fueron publicados en Página 12 y en El Cohete a la Luna. La tirada fue chica y se agotó muy rápido. Yo hice presentaciones en Viedma, Bariloche y Roca junto a Sebastián Premici, autor del libro Santiago Maldonado, un crimen de Estado. Hasta Madrid llevé el libro. Pero todo esto no quiere decir que haya ingresado a un determinado círculo. La salida coincidió con una crisis del sistema editorial. Además, es un trabajo periodístico a contracorriente del relato. En definitiva, no se puede pretender que este libro, realizado por una cooperativa, tenga la misma visibilidad de las publicaciones de Planeta y Colihue.

¿Por qué crees que este asesinato es casi invisible en la agenda política y mediática argentina?

 —No hay una repuesta lineal y única, es multicausal. Rafael Nahuel era pobre, integrante de un pueblo originario y morocho. Eso lo desangeliza. Hay víctimas angelizadas y las hay desangelizadas. Eso no es culpa de él, sino de la sociedad con el tratamiento que se da en cada caso. Otra razón fue que el Gobierno de Macri y los medios concentrados (Clarín, La Nación e Infobae) construyeron  un proceso de señalamiento y estigmatización  hacia el pueblo mapuche: sus referentes fueron catalogados de violentos. Así se instaló un clima, que compró rápidamente el relato del enfrentamiento armado. Para algunos sectores ingenuos de la sociedad no es lo mismo defender a un victima desarmada que a otra armada. El Gobierno de Macri construyó ese relato y se replicó hasta el hartazgo en los medios. Sus escribas no se tomaron el trabajo de ver el expediente para chequear datos.  Y por último, veníamos de  la movilización por Sergio Maldonado que terminó mal. Esa fue una desaparición seguida de muerte que todavía no se resuelve. En el mejor de los casos, debe plantearse a los responsable por qué Maldonado fue perseguido hasta el rio y que hubo balazos y amenazas. Se borraron, en forma sistemática, fotos que Gendarmería había sacado del operativo. Maldonado por su condición social, su vida militante y otras cuestiones es una víctima con la cual la ciudadanía empatizó rápidamente y se movilizó. Estuvo desaparecido 79 días y eso tocó una  fibra que está latente: la desaparición por razones políticas con el Estado como desaparecedor. Por todo esto, se complicó sostener el reclamo por el asesinato de Nahuel en la agenda.

-En tu libro te referís a otros de personas asesinadas por fuerzas de seguridad en Bariloche que nunca fueron esclarecidos: Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas ¿cuáles crees que son las razones de esta impunidad?

El cabo Colombi  asesinó, por la espalda, a Diego Bonefoi que tenía 14 años, y fue condenado en 2010. Este episodio tiene otras complejidades. Colombi no es un loquito que agarró el arma y disparó: hay un contexto de impunidad  policial donde los jóvenes pobres del Alto son víctimas. Tras este asesinato, mucha gente de los barrios salió y la policía provincial reprimió. En esa movilización ocurrieron los asesinatos de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco.  Las situaciones fueron distintas. Cárdenas no participaba de las movilizaciones, había salido a buscar a un familiar. Carrasco, sí y se había escondido de los tiros. El juicio dejó claro que hubo una persecución y disparos a las personas que habían tirado piedras a la policía, pero no se pudo determinar quiénes dispararon. Hubo una condena mínima para los responsables de la Jefatura y  de la Secretaria de Seguridad de Río Negro porque la policía dejó la zona liberada. En el medio de esa represión hubo un efectivo policial que fue a buscar y recibió municiones de plomo de una empresa de seguridad: Prosegur.  Esa fue la manera para no dejar registro de municiones faltantes. No hubo condenas para quienes dieron la orden de ir buscarla, ni para los efectivos que la fueron a buscar.

—¿Le cabe algún tipo de responsabilidad penal a Patricia Bullrich por este caso?

Demostrar la responsabilidad penal en hechos de este tipo es complejo. Pienso en la represión de diciembre de 2001 y no se llegó a la responsabilidad penal de Fernando De la Rúa. Hay un tramo de un fallo de la Cámara de Roca: trata sobre la incumbencia del Ministerio de Seguridad en el expediente con el objetivo de generar un clima que impida a Justicia  Federal trabajar libremente. La Cámara de Casación de Comodoro Py destruyó esa resolución. A Bullrich y a su jefe de gabinete, Alfredo Nocetti, les cabe la responsabilidad. Sin embargo, la experiencia nos dice que cuando se intenta traducir la responsabilidad política en penal, el resultado no es bueno.

Santiago Rey, autor de Silenciar la muerte

-Si Bariloche genera el Producto Bruto Geográfico más alto de Río Negro, ¿por qué es una ciudad con tanta desigualdad socioeconómica?

Tengo dudas de acuerdo al producto bruto geográfico porque varía año a año, según las exportaciones. Sí, Bariloche es la ciudad que más aporta a la recaudación provincial en términos impositivos y fiscales. En cuanto a la desigualdad, hay muchos factores. Es una ciudad con mucha migración. Hay sectores medios que no se incorporaron a la reducida oferta de los negocios de la ciudad.  El turismo es una actividad limitada porque derrama pocos recursos. Sí, genera ingresos y  puestos de trabajos  en la construcción  porque los hoteles y las cabañas crean obras.  Sin embargo, las temporadas son muy segmentadas: bajan mucho en otoño y primavera. Hay más de 1400 trabajadores  temporarios: se los contrata solo en temporada alta. La economía de Bariloche circula por un solo carril: no hay diversificación. La oferta laboral turística son para personas que hablen inglés o portugués y en los barrios no existe una estructura de capacitación para insertarse. Una cantidad de empresas del rubro tienen sede en Buenos Aires o en otras ciudades: aportan en otro lado y en Bariloche no pagan impuestos. También hay migraciones de ciudades aún más pobres. Bariloche es un faro que atrae y esto la transformó en la ciudad  más poblada de Río Negro. En efecto, Bariloche genera una riqueza que se concentra y no se distribuye. Muchas personas que llegan acá tienen pocas posibilidades de pagar un alquiler  y cuentan con una mínima oferta laboral. En consecuencia, estos sectores terminan ensanchando el cordón de la pobreza en la periferia de la Ciudad. Aparte aunque sea una ciudad fría, aún hay muchos lugares sin gas.

-¿Por qué crees que la mayoría de la sociedad de Bariloche  no acompañó el reclamo de justicia por Nahuel?

Bariloche no vivió este caso de manera diferente. Si se le pregunta a la gente: la gran mayoría va a repetir el relato instalado en 2017 y 2018 en torno a la responsabilidad de la víctima.

— En dos documentales: Juan, como si nada hubiera sucedido y Pacto de silencio de Carlos Echeverría se cuestiona a la sociedad de Bariloche por su escasa solidaridad. ¿Compartís esta visión?

No soy sociólogo. Cada sociedad tiene sus propias características y vínculos sociales. No sé si los índices de empatía o solidaridad por el caso Nahuel son mayores o menores en Bariloche,  con respecto a otras ciudades más o menos militantes. Es difícil hacer un ranking en ese sentido. En cuanto a los documentales, Carlos reflejó en Juan, como nada hubiera sucedido.de manera muy clara, la relación de esta desaparición con la época en que Bariloche era un pueblo de 40.000 habitantes, donde todos se conocían.  Se hacía difícil motorizar un reclamo: la sociedad funcionaba armónicamente y cada uno cumplía un lugar en el engranaje del sistema de vínculos sociales. Durante muchos años hablamos de Juan Herman como el único desaparecido en la ciudad. Sin embargo, nos dimos cuenta que no fue así. Hubo otros secuestros: gente trasladada  a dependencias del Ejército. En Pacto de silencio se muestra la ascendencia de la comunidad alemana, con ciertas simpatías con el nazismo. Este sector protegió, hasta dónde pudo, al criminal de guerra Erik Priebke.  Estos dos trabajos reflejan a una buena parte de la sociedad de Bariloche pero no a toda la ciudad. Si, coincido que hay capas geológicas de impunidad asentadas. Desarmar esto, va a ser muy complicado.

Últimas noticias