Las reacciones por la condena de seis años de prisión y proscripción perpetua para ejercer cargos públicos a Cristina Fernández de Kirchner continúan y hoy fue el turno del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio "Lula" Da Silva, quien fuera víctima del lawfare hace unos cuatro años atrás, bajo el escándalo de Lava Jato.
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El dirigente y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), manifestó su repudio a través de un comunicado en su cuenta de Twitter, en el cual expresa su máxima solidaridad con la vicepresidenta de la Nación. "Mi solidaridad con la vicepresidente de Argentina @CFKArgentina", inició la nota del dirigente metalúrgico brasileño.
"Vi su declaración de que usted es víctima de la guerra de leyes y sabemos bien aquí en Brasil cuánto daño puede causar esta práctica a la democracia. Apoyo una justicia imparcial e independiente para todos y para el pueblo argentino", finalizó el expresidente del país carioca entre 2002 y 2010.
En este sentido, horas previas al posteo del máximo referente del Partido de los Trabajadores, la presidenta de la mesa nacional de dicho bloque, Gleisi Hoffman, había expresado su repudio al fallo del Tribunal Oral Federal 2 y sentenció que Cristina es una "víctima de la persecución y politización del poder judicial".
Previo a la sentencia, la vicepresidente brindó una entrevista al medio brasileño Folha do Sao Paulo , donde se refirió al contexto político del país vecino, el cual estuvo marcado por las últimas elecciones presidenciales y destacó la campaña que realizó el funcionario de 77 años, quien resultó ganador en la segunda vuelta frente al actual presidente, Jair Bolsonaro. "Viendo las votaciones, podemos decir que Lula 'se cristinizó'", acotó de manera irónica Cristina.
Lula y su experiencia con el lawfare y la persecución judicial
La misma situación que hoy atraviesa Cristina Fernández de Kirchner, la pasó hace cuatro años Lula Da Silva, justamente cuando tenía pensado retornar al escenario político en pleno Estado de Excepción en Brasil. En el 2018, Michel Temer había tomado el poder tras derrocar a Dilma Rousseff mediante un golpe de Estado en 2016, pero se preveía que se respetarían las elecciones generales en dos años.
Para ese momento, el máximo candidato al retorno en eo Gobierno, era el referente popular de la clase trabajadora brasileña, Lula, sin embargo, ocurrió un giro de 360 grados. Da Silva fue acusado y condenado por la Causa Lava Jato, la cual denunciaba al dirigente de haber recibido beneficios de contratos ilícitos con la empresa petrolera Petrobras y la Constructora OAS. Tiempo después, el Supremo Tribunal de Brasil decidió anular la condena por falta de pruebas y por incompetenica del juez Serio Moro para juzgarlo.
