En una actividad de campaña, la precandidata a diputada nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), María Eugenia Vidal, protagonizó un episodio cuanto menos paradójico: visitó junto a su compañero de lista, Martín Tetaz, la fábrica de informática Exo, una de las principales proveedoras de netbooks del programa Conectar Igualdad, el cual su gobierno dejó de implementar y, en consecuencia, de repartir las computadoras entre los alumnos secundarios.
Para colmo, Vidal presentó a la fábrica de Parque Patricios como una novedad para los argentinos, y describió: "EXO es una pyme que desarrolla productos de microinformática, está hace 30 años en el país y le da trabajo a 397 familias. Diego Szychowski, vicepresidente de la empresa, nos recibió a Martín Tetaz y a mí para conocer el gran laburo que hacen".
Como si no fuera suficiente afirmó que "saber las preocupaciones y lo que necesitan quienes generan empleo es importantísimo para que podamos trabajar propuestas y sigan creciendo y desarrollándose". Pasando por la alto que la discontinuidad del Conectar Igualdad generó una merma productiva importante en la planta que estaba visitando.
Exo fue además una de las pocas fábricas de informática que sobrevivió a la salvaje apertura de importaciones del gobierno de Macri. Tras la eliminación del arancel de 35% a la importación de computadoras, la Cámara de Máquinas de Oficina, Comerciales y Afines (Camoca) contabilizaba unos 6 mil despidos de trabajadores del sector, solo hasta mediados de 2017.
Según argumentaban, la política del macrismo tenía por objetivo la incorporación de la última tecnología a menores costos. Pero lo cierto es que los mostradores de las casas de tecnología desmintieron el alcance de esa meta, y por el contrario lo que sucedió fue el espeluznante cierre de fábricas y la consecuente pérdida de empleos; justamente, lo que ahora Vidal dice pregonar.
Mientras que ante la eliminación del programa Conectar Igualdad y su reemplazo por el Aprender Conectados en 2018, la alianza Cambiemos terminó por dejar de comprar y repartir netbooks a los alumnos de escuelas secundarias. Y con el argumento de que habrían existido sobreprecios en la adquisición de las mismas, el mundialmente halagado Conectar Igualdad dejó de funcionar.
El Conectar Igualdad funcionó entre 2010 y 2015, repartió alrededor de 5,5 millones de netbooks, fue premiado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y, según un estudio de la CEPAL, el programa desarrolló “una diferencia significativa en el rendimiento académico promedio entre el grupo de estudiantes beneficiarios del programa y aquellos que no lo fueron”.