Cristina Kirchner demostró nuevamente que puede ser la principal ordenadora de la oferta electoral del peronismo con el multitudinario acto que tuvo lugar el Estadio Único con la excusa de la conmemoración del Día del Militante. Pero al amplio espectro de dirigentes convocados al coliseo platense los unía más que la “esperanza” en lo que pueda venir, el rechazo al posible regreso de Mauricio Macri al poder como presidente o bien como “gran elector” de un delfín en la Casa Rosada.
La Vicepresidenta expuso una importante demostración de fuerza hacia dentro del Frente de Todos, que además le sirvió para dejar sentado que, pese a las actuales asimetrías y dificultades que tiene la población por una gestión que no puede contener a la inflación, el rumbo que debería emprender la Argentina es el registrado durante los años de la “Década Ganada” que la tuvo como protagonista.
En la platea dispuesta frente al escenario se pudo ver a representantes de la mayor parte de las tribus del FdT, con preeminencia de aquellos con base territorial en la provincia de Buenos Aires. Sólo faltaron los dirigentes de la “mesa chica” de la CGT y algunos del entorno del Presidente. Pero también los gobernadores peronistas, que parecen estar concentrados en diagramar el futuro en sus distritos más que en la estrategia nacional del FdT.
El espanto que produce un posible regreso de Macri
Un jefe sindical presente consultado explicó que lo hizo acercarse a este armado que comenzó a movilizarse en torno a la Vice ya desde los actos por el 17 Octubre. “Es el temor al regreso de Macri y la quita de derechos y la vuelta del neoliberalismo”, dijo.
Cuando se le hizo notar el apoyo de Cristina al “Plan Massa”, que no rompe con el acuerdo con el FMI que tanto cuestiona este sector, se excusó en que “es algo estratégico y coyuntural, pero todos sabemos que el camino es otro”.
Si bien durante su discurso Cristina cuestionó elípticamente el acuerdo con el Fondo, optó esta vez por no confrontar con el Presidente. Pero dijo que el endeudamiento “es el gran condicionante” que tiene el país y que explicaría las actuales restricciones para dar impulso a la demanda.
Lógicamente hizo responsable a la administración de Juntos por el Cambio por el préstamo de US$ 45 mil millones que Argentina debería empezar a cancelar en 2024.
Un clamor que crece
No quedó claro, sin embargo, si volverá a ser candidata a presidenta o bien sólo será la gran armadora de la estrategia del peronismo rumbo a 2023. No hizo referencia a las PASO, un tema que viene dividiendo al oficialismo al igual que el pago de suma fija a trabajadores, al que tampoco lo volvió a mencionar.
Sí abogó por que haya un estado que se involucre más en la redistribución de la riqueza para lograr, claro, la participación que tenía el salario en el reparto de la renta nacional durante su último mandato.
Si bien se mostró ajena al Gobierno que integra, esta vez no embistió contra las políticas del Ejecutivo como en actos anteriores. Un ladero de la Vice en el Congreso, admitió que “todos queremos que sea candidata, pero solo ella sabe si lo será” y rechazó que Alberto Fernández o cualquier otro dirigente del oficialismo pudiera entorpecer una nueva postulación de la Vice: “Es un movimiento que no se puede parar. Hay un clamor general para que ella sea la candidata presidencial” del oficialismo, concluyó.