La causa judicial por la muerte de Diego Maradona sigue avanzando, lento y de manera muy precavida, pero continúa día a día. Hoy, lejos de las pujas mediáticas, reapareció Carlos Cottaro, el ex acompañante terapéutico del Diez, para compartir ante los medios algunas intimidades de lo que fue el último mes de Diego desde la internación en la clínica Olivos hasta su rutina en la casa alquilada en el partido de Tigre.
El especialista participó del programa Nosotros a la Mañana del Trece contó que fue el acompañante terapéutico de Maradona hasta que lo echó la psiquiatra Agustina Cosachov, mujer que está imputada junto a otros seis profesionales por homicidio con dolo eventual.
Cuándo le consultaron si el ex jugador extrañaba a alguien Cottaro contestó sin ninguna duda: "A la madre y a Claudia, siempre”. Y aseguró que él “notaba” el amor que todavía le tenía a la madre de sus hijas, Dalma y Gianinna. “Cuando se recuperó, todavía medio dormido, nombraba a Claudia. Inconscientemente”, confesó.
“Yo estuve cuando estaba cableado, y se alimentaba por vía, y me tenía que quedar hasta que se le pudiera dar medicación por boca”, explicó el profesional.
Por su parte, Cottaro también contó el profundo amor de Maradona con su madre "No se perdonaba no haber podido llegar a verla cuando estaba mal”. Doña Tota murió en noviembre de 2011, cuándo Maradona estaba viviendo en Dubai. El argentino llegó al país cuando su madre ya había partido y siempre le quedó la espina por no poder despedirse cómo él hubiera querido. “Nunca superó la muerte de Tota, le hizo muy mal”.
En el cierre, el acompañante terapéutico aseguró que había intentado “sacarlo de la adicción” a Diego en varias oportunidades y reveló que cuando consumía también comía al mismo tiempo: “tomaba droga, comía salame y sanguchitos”, dijo. Además aclaró que nunca trabajó para el astro mundial por el dinero sino para poder ayudarlo a recuperarse.
