A poco más de un mes de la presentación de un presupuesto con recortes impositivos, el Gobierno del Reino Unido decidió dar marcha atrás con la baja de impuestos pactada a mediano plazo y que implicaba un alivio por 32.000 millones de libras.
La decisión se debe a que el recorte generó un amplio rechazo en los mercados británicos de bonos y en los fondos de pensiones, todo esto en medio de un contexto de déficit fiscal, recesión y elevada deuda.
El ministro de Economía del Reino Unido, Jeremy Hunt, admitió “errores” en el rumbo que se planteó anteriormente y le anticipó a los ciudadanos que se avecinan “tiempos difíciles” en los que no solo no habrá recorte de impuestos, sino que “algunos subirán”.
“Fue un error, cuando estábamos dispuestos a tomar decisiones complicadas respecto a impuestos y a recorte en el gasto público, que suprimiéramos el tipo máximo del IRPF para las rentas más altas”, admitió el funcionario británico.
“Los impuestos no van a bajar tanto como algunos ciudadanos hubieran querido. Algunos incluso van a subir, pero a la vez ofreceremos ayuda a las empresas, hogares y personas vulnerables que están luchando por salir adelante en una situación muy dura”, agregó.
A pesar de ello, la primera ministra británica, Liz Truss, aseguró que seguirá en su cargo a pesar de los errores cometidos durante su mandato. Los acontecimientos de las últimas semanas han debilitado su imagen política y enaltecieron a Hunt como el hombre fuerte de la gestión.
Todo comenzó cuando Economía anunció que bajarían el impuesto sobre la renta a partir de abril próximo y recortarían el gravamen sobre la compra de viviendas en Inglaterra e Irlanda del Norte, con el objetivo de estimular la economía.
Dicho plan contemplaba una reducción del “tipo básico del impuesto sobre la renta” que era del 19 por ciento en abril de 2023, es decir, un año antes de cómo estaba previsto originalmente, y con un recorte fiscal para más de 31 millones de personas.
También se rebajaba el impuesto sobre la compra de viviendas en Inglaterra e Irlanda del Norte, elevando el piso a 250.000 libras, el precio a partir del cual se comenzaba a pagar el tributo.
Sin embargo, estas noticias causaron un fuerte desplome de los bonos británicos y también de la libra esterlina. Es por esto que Hunt tuvo que salir a dar marcha atrás con la rebaja al 19% desde el 25% que rige actualmente.
Alemania implementó el impuesto al gas debido a la crisis
La crisis energética por el conflicto geopolítico en Ucrania sigue pasando factura en todo el mundo; también en los países desarrollados. Tal es el grado de apremio para aprovisionarse de los insumos energéticos básicos que las economías aplican diferentes estrategias para racionar el consumo y evitar caer en una recesión severa que castigue la calidad de vida de su población.
Trading Hub Europe, una empresa de gas y energía en Alemania, anunció la aplicación de un impuesto sobre el precio del gas, que quedará fijado en 2,419 céntimos de euro por kilovatio hora (kw/h). El anuncio forma parte de los esfuerzos para distribuir los altos costos de reemplazar el gas ruso entre los consumidores finales. En Reino Unido, los laboristas defienden un plan para congelar las facturas de energía mientras expertos sostienen que se deben aumentar los subsidios.
El anuncio realizado por el operador del mercado de gas alemán generó preocupación en los hogares del país. De acuerdo con la agencia de noticias Reuters, que cita a Trading Hub Europe, una familia promedio de cuatro integrantes deberá pagar un monto de entre 480 y 500 euros adicionales al año.
La tasa impositiva comenzará a regir a partir del 1 de octubre del presente año y se mantendrá hasta abril de 2024. La medida busca ayudar a las empresas de servicios públicos -entre las que se encuentra Uniper, el mayor importador de gas ruso- a cubrir el costo del incremento que ha tenido el precio del gas desde la invasión rusa a Ucrania.