La primera ministra británica Liz Truss renunció este jueves a su cargo, tras el fracaso de su plan económico. Es la ministra que menor tiempo estuvo en el cargo.
Sus políticas económicas, similares al plan económico que pregona Mauricio Macri, causaron turbulencia en los mercados y minaran su autoridad.
Truss hizo el anuncio luego de sostener una reunión organizada apuradamente con un funcionario del Partido Conservador a cargo de evaluar si la primera ministra tenía el apoyo de los conservadores en el Parlamento.
La popularidad de la primera ministra británica cayó después del abandono de distintas medidas fiscales que buscaban recortes de impuesto masivo y el apoyo a las facturas energéticas. Además, la crisis se agudizó cuando se anunció la salida del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, que fue reemplazado por Jeremy Hunt.
Las políticas fiscales fueron suspendidas este lunes, después de que Truss anunciara al nuevo titular de la cartera económica en Reino Unido.
Mientras tanto, los asesores del gobierno ya mostraban preocupación por la posible renuncia de gran parte del gabinete de Truss: este jueves se conoció la salida de Suella Braverman, ministra del Interior, debido a un error administrativo relacionado a la crisis migratoria.
"Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui electa por el Partido Conservador", admitió Truss en la puerta de su residencia oficial, un día después de afirmar que era una luchadora y no alguien que se rendía.
Fracaso del plan económico
Un frustrado plan económico presentado por el Gobierno el mes pasado causó inquietud en los mercados y una crisis política que incluyó el reemplazo del ministro de Finanzas, varios giros de 180 grados y un quiebre de la disciplina en el partido gobernante.
Truss expresó que su agrupación elegirá a su sucesor en un nuevo proceso de votación interna que será organizado de aquí al final de la próxima semana.
Pero no está claro que eso logre evitar el adelantamiento de las elecciones ante la situación sin precedentes desatada por la renuncia de Truss, la premier que menos tiempo estuvo en el cargo: 45 días. El líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, reaccionó al anuncio de Truss exigiendo que se celebren "ya" elecciones generales.
La renuncia de Truss llegó horas después de que seis parlamentarios conservadores más se sumaron a otros tantos integrantes del oficialismo que ya habían pedido que diera un paso al costado.
Truss sufrió ayer un nuevo golpe con la renuncia de la ministra del Interior Suella Braverman, que dimitió luego de haber enviado por "error" un documento oficial desde su correo electrónico personal, algo que viola las reglas ministeriales.
En su carta de renuncia, la diputada Braverman lanzó evidentes críticas a Truss, al decir que tenía "preocupaciones sobre la dirección del Gobierno".
"La (correcta) administración del Gobierno depende de que las personas acepten la responsabilidad por sus errores", escribió, en una velada alusión a Truss, que esta semana dijo que lamentaba sus errores pero seguía al frente del partido y del Gobierno.
Esta baja es la segunda en el gabinete tras el despido del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, cara visible de la presentación de un plan económico que generó las turbulencias financieras.
La libra cayó a su nivel más bajo de la historia y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado, mientras que el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no llegara a una crisis financiera.
El nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, no solo dio marcha atrás con el paquete de medidas, sino que además anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población.