La Administración Biden anunció entre bambalinas que agregaría un nuevo tramo de muro fronterizo con México con el fin de evitar la llegada de inmigrantes al país, retomando una bandera política de su principal adversario, Donald Trump.
La polémica estalló inmediatamente después de oficializarse la medida ya que, en su primer día de mandato, Biden afirmó que los contribuyentes estadounidenses no pagarían por este muro. "Construir un muro masivo a lo largo de toda la frontera sur no es una solución política seria", señaló el presidente en ese momento.
Pero este jueves la Casa Blanca anunció que construirá una sección de 32 kilómetros de valla metálica en el sur de Texas con el objetivo de detener los cruces de personas por el río Bravo (o río Grande en EEUU).
Según el gobierno la construcción de esta ampliación se financiará con fondos ya asignados.
"El Congreso asignó fondos del año fiscal 2019 para la construcción de la barrera fronteriza en el Valle del Río Grande, y el DHS (Departamento de Seguridad Nacional) debe utilizar esos fondos para el propósito asignado", señaló la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza a la agencia AP.
Y ese fue el principal argumento de Biden para defender su decisión cuando la prensa le consultó. "El dinero estaba destinado al muro fronterizo. Intenté convencer (a los republicanos en el Congreso) de que destinaran los fondos a otra cosa, que los redirigieran. No quisieron. Mientras tanto, no es legalmente posible utilizar este dinero para otra cosa que no sea para lo que estaba destinado. No puedo impedirlo”, dijo el mandatario.
Ante la gran cantidad de inmigrantes que llegan a la frontera méxico-estadounidense, el Secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, advirtió que "actualmente existe una necesidad aguda e inmediata de construir barreras físicas y carreteras cerca de la frontera para impedir la entrada ilegal", según consta en el Registro Federal de EEUU.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, expresó por su parte que la decisión era “un retroceso” y que se deben “atacar las causas” para solucionar el problema migratorio.
La noticia fue ampliamente criticada dentro de EEUU por varios sectores que vienen combatiendo las políticas anti-inmigración, incluso dentro del mismo partido al que pertenece Biden.
“Los muros no funcionan”, escribió en X el ex congresista demócrata Beto O’Rourke, agregando que “cada vez es más difícil para los votantes” distinguir entre el presidente demócrata “y Trump sobre frontera e inmigración”. O’Rourke también cuestionó a Biden por incumplir su promesa de no construir el muro fronterizo.
La representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez indicó que “la administración Biden no estaba obligada a ampliar la construcción del muro fronterizo, y ciertamente no se le exigió que renunciara a varias leyes ambientales para acelerar la construcción. El presidente debe asumir la responsabilidad de esta decisión y revertir el rumbo”.
El ex presidente Donald Trump no se quedó atrás y publicó al respecto en la red Truth Social: "tenía razón cuando construí 900 km (…) de flamante muro fronterizo" (…) "¿Se disculpará Joe Biden conmigo y con Estados Unidos por tardar tanto en actuar y permitir que nuestro país se vea inundado por 15 millones de inmigrantes ilegales procedentes de lugares desconocidos?", añadió.
