Durante la última década, el cine de terror ha visto un resurgimiento con producciones que exploran temáticas religiosas y psicológicas y esta semana llega "Inmaculada" a los cines de argentina.
La película mezcla horror psicológico con críticas hacia las instituciones religiosas. Dirigida por Michael Mohan y protagonizada por Sydney Sweeney con la compañía de Álvaro Morte de "La casa de papel", el film nos lleva a un convento remoto en la campiña italiana, donde se desata una serie de eventos perturbadores.
La historia sigue a la joven monja Cecilia, interpretada magistralmente por Sydney, una devota monja americana que se encuentra en busca de un nuevo hogar tras el cierre de su parroquia. Con la esperanza de encontrar una familia en sus nuevas hermanas italianas, Cecilia llega a un convento que, aunque bello y lleno de arquitectura romántica, está repleto de secretos siniestros.
El inicio de la película establece un ambiente inquietante. Desde su llegada, Cecilia nota comportamientos extraños entre las monjas y el clero. Poco después, Cecilia se entera de que está milagrosamente embarazada. El convento, convencido de que ella está llevando al segundo Mesías, empieza a tratarla de manera distinta, pero no por eso menos perturbadora.
"Immaculate" brilla en su manejo del horror psicológico. A diferencia de muchas películas de terror que dependen de sustos fáciles y efectos sobrenaturales, esta producción se centra en el miedo humano. La verdadera amenaza no son fuerzas demoníacas, sino los propios humanos y sus creencias dogmáticas. La actuación de Sweeney es crucial para el éxito de la película; su transformación de una monja dulce y devota a una mujer luchando por su vida es impactante y convincente.
El reparto de apoyo también es notable. Álvaro Morte, conocido por "La Casa de Papel", interpreta al Padre Sal Tedeschi, un biólogo convertido en sacerdote. Dora Romano, como la Madre Superiora, y Simona Tabasco, como la Hermana Mary, aportan profundidad a sus personajes, añadiendo capas al misterio del convento. Cada uno de ellos contribuye a la atmósfera de desconfianza y miedo que envuelve a Cecilia.
Visualmente, la película se beneficia de una cinematografía que combina la belleza austera del convento con elementos macabros de la iconografía católica. Desde huesos de santos hasta rituales perturbadores, la película utiliza estos elementos para acentuar la sensación de angustia y claustrofobia. Sin embargo, algunos críticos han señalado que, aunque la dirección de arte es efectiva, a veces la narrativa sufre de una falta de ritmo, con un inicio algo lento que se contrasta con un final acelerado.
El guion, escrito por Andrew Lobel, introduce algunos giros interesantes en la trama. Aunque la premisa de una concepción inmaculada puede parecer familiar, "Immaculate" añade su propio toque al enfocarse en la lucha interna de Cecilia y su desconfianza hacia aquellos que la rodean. La película no teme hacer comentarios sobre la autonomía corporal y el control religioso, temas especialmente relevantes en un mundo post-Roe v. Wade.
"Immaculate" es una película que se atreve a desafiar las convenciones del género de horror religioso. Con una actuación destacada de Sydney Sweeney y una dirección que equilibra lo psicológico con lo gráfico, la película se posiciona como una obra provocativa y reflexiva. Si bien no alcanza siempre las alturas de sus influencias, ofrece una experiencia cinematográfica intensa y, a menudo, inquietante. Para aquellos interesados en una narrativa de terror que va más allá de los sustos superficiales, "Immaculate" es una adición digna de consideración.