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Un atentado que cambia el mapa electoral del oficialismo y alerta sobre el riesgo de la violencia política

El ataque en Recoleta parece haber cambiado el futuro diseño electoral del Frente de Todos. Cristina asoma como candidata a presidenta o como “gran electora”. El desafío para toda la clase política es aventar los riesgos de una profundización de la “grieta” y de los discursos de odio.

Domingo, 04 de septiembre de 2022 a las 00 00

Por Emiliano Russo

Redactor acreditado en Casa Rosada

Domingo, 04 de septiembre de 2022 a las 00:00
Cristina Kirchner, el día después de haber sufrido el atentado.

El demencial ataque que sufrió Cristina Kirchner en la puerta de su casa abre otro escenario político para el país. En primer lugar, produce un reacomodamiento dentro del Frente de Todos que seguramente irá moldeando la candidatura de la vice a presidenta en 2023, o en última instancia, un nuevo papel como “gran electora”, pero también expone el desafío para toda la clase política de aventar los riesgos de una profundización de la “grieta” y de los discursos de odio.

Aquí hay una desavenencia fundamental entre oficialismo y oposición. Para el Frente de Todos, como quedó demostrado en el discurso pronunciado por Alejandra Darín ante la multitud que colmó Plaza de Mayo y alrededores, el arma que Fernando Sabag Montiel apuntó a centímetros de la cara de CFK fue el corolario de un proceso de estigmatización contra su figura que, de alguna forma, resultó el catalizador del atentado.

En este sentido, atribuyen a “un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios” la continua difusión de “un discurso del odio, de negación del otro y criminalización” de cualquier dirigente político no afín a sus intereses. Recordaron, en este sentido, movilizaciones en la que manifestantes utilizaron bolsas mortuorias o guillotinas para graficar su rechazo al Gobierno.

Tratativas

En las últimas horas hubo varios intentos para encontrar acuerdos entre oficialismo y oposición que eviten una habitual confrontación que no hace otra cosa que profundizar la “grieta”. Este sábado fue la Cámara de Diputados la que se puso como ejemplo y logró que los bloques mayoritarios hicieran un cambio al texto que proponía la titular del cuerpo, Cecilia Moreau, similar al pronunciado un día antes en Plaza de Mayo, y consensuaran una nueva resolución que fue votada por una amplia mayoría de legisladores.

El comunicado final, similar al pronunciado en la Cámara de Senadores la misma noche del ataque cuando hubo una foto "de familia" de los integrantes del FDT y JPC, fue contundente en repudiar el atentado contra Cristina y en pedir responsabilidad a todos los actores para garantizar la paz social. 

El panorama de las candidaturas 

Las dudas, en todo caso, estarán centradas en lo que ocurrirá con la conversación política hacia futuro. Hay un consenso general que, en enero, “después del Mundial”, comenzará la precampaña rumbo a las elecciones nacionales. Esa certeza puede explicar el endurecimiento de la interna del PRO, que expone a Patricia Bullrich firme en un discurso agrietado que le permita pujar con el otro precandidato de su fuerza, Horacio Rodríguez Larreta, en busca del "voto duro" opositor.

En el FDT, en tanto, el fallido atentado pareció haber cerrado heridas internas en torno al liderazgo de Cristina rumbo a la definición del mapa electoral. Las muestras de apoyo partieron desde todas las tribus de la coalición oficialista. Es que hasta entonces se escuchaban cuestionamientos, por lo bajo, de intendentes del Conurbano y de dirigentes sociales sobre la intención del kirchnerismo de volver a usar la “lapicera” en el armado de las listas tal como sucedió en las legislativas de 2021.

Con un escenario de alta inflación y persiste pérdida de poder adquisitivo en la población, muchos referentes del oficialismo consideraban que la futura estrategia del FDT debería ser consensuada. El hecho disruptivo del jueves por la noche en Recoleta parece haber cambiado no sólo el tablero político sino el futuro diseño electoral del oficialismo. Cristina, nuevamente, podría tener la última palabra.

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