Una de las principales características de Cristina Fernández de Kirchner es su transparencia. Siempre que fue citada en alguna causa armada, ya sea por corrupción, lavado de dinero, miembro de una asociación ilícita, entre otras, se presentó a declarar sin chistar y demostró con pruebas que ella no estaba implicada en los hechos que se la acusan.
De la misma forma está tratando de desenvolverse en lo que refiere a la investigación del intento de magnicidio en su contra y la implicancia de Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo, los principales acusados, pero también de los miembros de Revolución Federal y la financiación del grupo Caputo Hermanos SA.
Tal es así que la vicepresidenta pidió la recusación de la jueza María Eugenia Capuchetti, quien desde el primer momento fue instruída por Alberto Fernández para esclarecer los hechos "lo más rápido posible" y, a dos meses y medio del atentado, todo parece exactamente igual que al principio.
En ese contexto, Cristina Kirchner publicó la recusación completa e hizo foco en las "irregularidades y arbitrariedades" que se vienen dando desde el primer día y por las cuales tomó la decisión de querer apartar a la jueza de la causa.
"Comparto la recusación a la Jueza Capuchetti en la causa del atentado contra mi vida, el 1 de septiembre pasado. A partir de la página 7 se detallan sus irregularidades y arbitrariedades, desde el primer día, cuando se borró el celular de Sabag Montiel", escribió en sus redes sociales.
Las irregularidades y arbitrariedades de la jueza María Eugenia Capuchetti
- El celular de Sabag Montiel: En este primer episodio, la vicepresidenta recuerda que cuando los militantes detuvieron al principal autor del intento de asesinato, este tenía dos cosas consigo: el arma probatoria y su celular, el segundo elemento más importante. Este sería peritado como una prueba clave pero, en algún momento de la cadena de custodia, este fue reseteado por alguien que claramente quería ocultar los hechos y que todo quede impune, con Montiel como único implicado.
- Las llamadas y detención de Brenda Uliarte: Indica que la jueza tardó en intervenir el celular de la pareja de Montiel, por un lado, y también demoró en su detención, en un momento en el que CFK consideró que “no había que sopesar”. Además, en esta demora para apresarla, Uliarte logró escapar de la casa y casi concreta una fuga.
- Las primeras medidas: las principales quejas son porque se tardó en investigar a las personas que enviaron mensajes comprometedores a Gabriel Carrizo vía WhatsApp y esto se concretó una vez que la querella lo pidió, no antes. También se queja de la demora en detener a Carrizo, quien desde el quinto día ofreció su celular para ser peritado.
- La línea vinculada con la agrupación “Nuevo Centro Derecha”: Sabag Montiel pidió por escrito que lo defienda el abogado Hernán Carrol, quien había tenido contacto previamente con Uliarte e incluso le escribió un mensaje que decía “se pudrió?” el mismo día del atentado. Carrol pertenece al grupo denominado “Nueva Centro Derecha”, vinculado con personajes como Bullrich o Milei. La jueza Capuchetti no solicitó el secuestro del celular, ni su detención.
- La posible vinculación de Gerardo Milman con el atentado: un testigo declaró haber cenado dos días antes del atentado en el bar “Casablanca” y allí escucho al diputado macrista decir “cuando la maten voy a estar camino a la costa”. A raíz de los hechos se constató que Milman efectivamente se fue a Pinamar horas antes del atentado. Además, días antes presentó un escrito en el Congreso en el que anticipaba un atentado para “victimizar” a la vicepresidenta.
- La línea vinculada con el financiamiento: CFK cuestiona “la decisión de no ir más allá” con los supuestos implicados en la financiación del atentado, entre los que se encuentra la firma Caputo Hermanos SA. Implica también la falta de investigación exhaustiva contra los miembros de Revolución Federal y las marchas de odio.