O sea, resumiendo, la tendencia electoral en las provincias podría leerse como una revalidación de las experiencias políticas en curso más allá de la penuria del bolsillo. O también podría inferirse que la malaria que se narra 24 x 7 en los medios de comunicación masiva se factura al Gobierno nacional pero no a las jurisdicciones provinciales.
Por otro lado, hay sectores importantes de la dirigencia kirchnerista que persisten en la posibilidad de persuadir a la vicepresidenta Cristina Kirchner para que revea su anuncio de no ser candidata a nada, para no ser mascota de nadie ni darle a los carroñeros de aquí y de allá la chance de que digan que el peronismo lleva en sus listas a una "condenada". La fe mueve montañas, decían, y el miedo no es zonzo: la presunción de una derrota con cualquier postulante oficialista alimenta el ánimo de los que creen que es mejor enfrentar esa adversidad con la líder del espacio que con dirigentes que no conmuevan al sector mayoritario de la coalición oficialista.
Y por último, todas las explicaciones anteriores se desvanecerían en el aire si Sergio Massa, que todavía opera con el auspicio de la Vicepresidenta, fracasara en sus gestiones para ablandar el acuerdo con el FMI, traer fondos frescos y aliviar la economía doméstica de los trabajadores.
Por eso, toda la atención estará puesta hoy en los anuncios del Palacio de Hacienda. Ya trascendió que se subirá la tasa de interés, que cotiza actualmente a niveles mucho más exorbitantes que durante el macrismo, y que se autorizará al Mercado Central a importar alimentos para abastecer a comercios de cercanía (esto es, supermercados chinos y almacenes de barrio) si las empresas oligopólicas no se allanan a respetar los acuerdos de precios o se pavonean con abusos y agiotismo.
Todo da vértigo. Argentina está parada al borde la cornisa y Massa sobreactúa templanza. La oposición no da pie con bola pero sigue el papel que le dictan los popes del poder económico: por caso, la Asociación Empresaria Argentina, conducida por Héctor Magnetto desde Clarín y Paolo Rocca desde Techint, recibió la semana pasada a Horacio Rodríguez Larreta.
En síntesis, los dueños del país anhelan un 2001 para el peronismo. Mientras tanto, no está claro qué ofrece el peronismo para las demandas de la sociedad.
*Por Cynthia García y Pablo Di Pierri