El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, sugirió hoy que hubo connivencia del personal de seguridad del palacio presidencial de Planalto para con los manifestantes que ingresaron allí el domingo, por lo que prometió una “revisión” en el área, mientras las investigaciones por los ataques buscaban avanzar hacia el bloqueo de fondos a financistas del movimiento y sobre la conducta de tres diputados.
La ofensiva de la jornada se desplegó en tres instancias: por un lado, la Abogacía General de la Unión (AGU) pidió congelar bienes de 52 personas físicas y siete personas jurídicas responsables de alquilar colectivos para llevar a los manifestantes; por el otro, la Fiscalía solicitó al Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) investigar a tres legisladores bolsonaristas, y Lula anunció una “revisión” del personal del Palacio del Planalto tras especular con la “ayuda interna” de parte de militares y policías.
En un desayuno con periodistas, Lula expresó su convicción de que los militantes bolsonaristas tuvieron el domingo "ayuda interna" gracias a la "connivencia" de "muchos" policías y militares que trabajan en edificios públicos, por lo que adelantó una “revisión profunda” de la seguridad de algunas áreas.
"Estoy convencido de que la puerta del Palacio de Planalto fue abierta para que las personas entraran, porque no hay puertas rotas", dijo el mandatario. "Significa que alguien les facilitó la entrada aquí", agregó.
Casi 2.000 personas fueron detenidas después de las manifestaciones, y 1.159 permanecían recluidas hoy tras ser interrogadas, de acuerdo con el último parte oficial.
Durante la violenta movilización los manifestantes saquearon oficinas y destruyeron invaluables obras de arte en su arremetida contra los edificios que albergan la Presidencia, el Congreso y la corte suprema, en reclamo de un golpe de estado contra el gobierno de Lula, con apenas una semana de gestión.
"Vamos a investigar con calma para ver qué ocurrió de verdad", insistió el presidente, y ratificó que su administración buscará “corregir (la situación), para colocar (en los edificios públicos) funcionarios de carrera, de preferencia civiles, o que estaban antes aquí o que fueron suspendidos, para que esto se transforme en un gabinete civil".
Lula también aprovechó la presencia de la prensa para respaldar al ministro de Defensa, Jose Múcio, tras las críticas de sectores del Partido de los Trabajadores (PT) gobernante y otros afines al Gobierno por supuestamente infravalorar las protestas.
"Él va a continuar siendo mi ministro porque confío en él", declaró Lula, que advirtió: “Si tuviera que cambiar ministros cada vez que cometen un error sería la mayor rotación de mano de obra de la historia de Brasil". Según la prensa brasileña, Lula ya le hizo saber estos días al ministro de Defensa su malestar por la supuesta displicencia que habría mostrado con las protestas que derivaron en el asalto a las sedes de los tres poderes.
El ministro de Justicia, Flavio Dino, manifestó públicamente que confía en que desde Defensa se analice por qué el Gabinete de Seguridad Institucional no actuó como correspondía. "Quiero creer que esa investigación ocurrirá", manifestó.