El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos se aceleró en agosto hasta llegar al 3,7% interanual, frente al 3,2% de julio y por arriba de la estimación del mercado que pronosticaba 3,6%. Se trata del segundo mes consecutivo de aumento.
En términos mensuales, el IPC general subió un 0,6%, muy por encima del aumento del 0,2% en julio.
Según CNN, los datos de inflación publicados probablemente mantengan a la Reserva Federal de EEUU “en pausa” respecto a los aumentos en las tasas la próxima semana, cuando los funcionarios de la entidad se reúnan para deliberar sobre la política monetaria.
El causante principal de este repunte en el índice de precios se debe al aumento del 10,6% en el precio de los combustibles.
El índice energético general, que incluye la gasolina, avanzó un 5,6% en agosto respecto a julio. El aumento de los costos de la vivienda también colaboró con la suba de la inflación, según analistas estadounidenses.
Tras conocerse los datos de inflación, el presidente Biden dijo que “La inflación general ha caído sustancialmente durante el último año, pero sé que el aumento de los precios de la gasolina del mes pasado ejerció presión sobre los presupuestos familiares. Es por eso que sigo centrado en reducir los costos de energía, incluso invirtiendo en energía limpia para reforzar nuestra seguridad energética”.
De acuerdo a los consultores económicos de CNBC, también se espera que el mercado laboral estadounidense se enfríe en los próximos meses, “lo que podría restarle algo más de fuerza a la inflación”.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló que el banco central necesita que el mercado laboral “logre un mejor equilibrio” para derrotar con éxito la inflación.
