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Pasado el 'Efecto Massa': momento de mostrar resultados

El programa económico del Ministro Massa ya está funcionando de forma plena. En una primera instancia sirvió para estabilizar. Pero para torcer el rumbo de deterioro estructural se requieren decisiones más profundas.

Domingo, 21 de agosto de 2022 a las 12 23

Por Sergio Chouza

Economista y docente UBA/UNdAv

Domingo, 21 de agosto de 2022 a las 12:23

Dos semanas después del nombramiento del Ministro Massa quedan claros los lineamientos de su programa económico: orden macro, anclaje de expectativas y trajes a medida para conseguir dólares. El tiempo transcurrido es escaso para sacar conclusiones de resultados. Todavía el Ministro tiene el crédito abierto en el desafío de estabilizar la economía. No la tiene fácil: a pesar de haber salido del ojo del huracán de la corrida del bimestre previo, aún los equilibrios son muy delicados.

La evaluación de todos los puntos pendientes en la agenda se da en un contexto socioeconómico agudo. La aceleración inflacionaria del último mes generó un foco de tensión, producto del retraso de los ingresos. Empieza a inquietar a los gremios la posibilidad de cerrar el año con un nuevo ciclo de caída del poder adquisitivo. Pero el Gobierno tiene restricciones objetivas para poner en funcionamiento un programa expansivo que mejore el clima social. En estos contornos se deberá mover Sergio Massa para desarrollar políticas y obtener resultado. El tiempo apremia, y las urgencias están a flor de piel.

Las primeras medidas del Ministro buscaron preservar el orden macroeconómico, con foco en lo fiscal y lo monetario. La señal de prudencia en el gasto fue el ancla necesaria para evitar un desborde en los días más álgidos, cuando la corrida cambiaria amenazaba con llevarse puesto todo. La primera respuesta de ‘los mercados’ fue satisfactoria. El desplome en las paridades de los bonos mostró una reversión y la dinámica de pánico en los dólares alternativos se calmó. La mayor tranquilidad en la plaza financiera fue importante para tomar aire, pero el efecto puede ser efímero si los cambios efectivos no empieza a aparecer, más allá de los anuncios. De hecho, la última semana ya registró un leve aumento del riesgo país y presión en el Dólar Cable por un gran fondo de inversión internacional que desarmó posiciones en pesos. Se empieza a percibir un agotamiento del furor inicial tras los cambio en el gabinete económico, y ansiedad por mejoras concretas que generen resultados.

Un espacio importante en el debate cotidiano ocupa la preocupación sobre la situación socioeconómica. Tras un semestre entero de aceleración de precios, se empiezan a notar los efectos nocivos de la inflación sobre los ingresos fijos. En estos días volvió al centro de la escena la discusión sobre los salarios, dada la movilización de la CGT. Más allá de la necesaria reapertura de paritarias para actualizar escalas en función al nuevo contexto macro, se impone la necesidad de un aumento de emergencia con forma de suma fija, para maximizar su incidencia sobre los deciles más bajos en la distribución del ingreso.

También faltaron precisiones estos días sobre las estrategias que se van a aplicar para destrabar el mercado cambiario. El Ministro Massa avanza en diálogos con las principales cadenas exportadoras para otorgar ‘trajes a medida’ que generen los incentivos correctos en cada sector. Además, el gabinete acelera negociaciones con los organismos multilaterales para que ingresen dólares en concepto de créditos para el desarrollo. Asimismo, se implementó esta semana el mecanismo financiero para que los traders cerealeros adelanten exportaciones 2023. En pocos días ya ingresaron U$S 500 millones. Un diez por ciento de lo comprometido por el Ministro en su primera conferencia de prensa. Todas estas medidas son importantes, pero aún tienen gusto a poco: los problemas del mercado de cambio son de funcionamiento integral, más que de iliquidez temporaria. Mejorar la foto sin revertir la dinámica de la película puede generar solo un alivio temporario, y amenazar con que vuelvan a sobrevenir tensiones ante cualquier shock externo o nubarrón en el mercado local.

El estado de la economía es objetivamente muy delicado. Es lógico que el Ministro enfoque todos los cañones a garantizar una estabilización consistente. Pero eso no significa lograr remover los obstáculos que impiden normalizar plenamente la economía y mejorar efectivamente la calidad de vida de la población. Para eso se necesita mayor coordinación, avanzar con decisiones estructurales y también tiempo para que las políticas económicas maduren. Pero tiempo es justamente lo que este Gobierno ya no tiene, y la impaciencia pasa factura…