El miércoles por la noche, Gimnasia y Esgrima de La Plata perdió 1-0 ante Universitario de Perú y se quedó sin chances de seguir disputando la Copa Sudamericana 2023. En un encuentro trascendental para Lobo, el equipo dirigido por Chirola Romero no hizo pie en el estadio Monumental de Lima, quedó último en el grupo G y se despidió de la competencia internacional hasta el próximo año.
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Sin embargo, el resultado fue opacado por el escandaloso final que tuvo el encuentro en Perú. Es que, tras el pitazo final del árbitro uruguayo Esteban Ostojich, los jugadores de ambos equipos y la seguridad privada del estadio quedaron envueltos en una feroz batalla campal en el campo de juego.
La batalla campal entre Gimnasia y Universitario de Perú:
El Lobo había terminado el partido con nueve jugadores por las expulsiones de Ignacio Miramon, a los 25 minutos del segundo tiempo, y de Franco Torres a los 38. El clima ya estaba caliente pero nadie se imaginó que la noche iba a terminar como terminó.
Las primeras imágenes mostraron a los jugadores de Gimnasia protestándole al árbitro Ostojich y, luego, se vio a un muy exaltado Leonardo Morales, a quien intentaban frenar para que no fuera a buscar a un futbolista del equipo peruano.
La situación estaba a nada de finalizar en una pelea generalizada con reclamos cruzados, pero luego la violencia se desbordó por completo a lo largo de todo el terreno de juego. Futbolistas y allegados terminaron a las trompadas y patadas y protagonizaron un verdadero bochorno en Perú.
Una de las escenas más violentas que trascendió en las redes sociales sucedió en la mitad de la cancha cuando el arquero del elenco peruano, José Carvallo, corrió a toda velocidad y le pegó una brutal patada por la espalda al delantero del Lobo Agustín Ramírez, quien parecía estar intentando calmar los ánimos de un compañero y terminó recibiendo un golpazo por detrás.
El tema se extendió varios minutos, ya que una vez que los representantes del combinado argentino intentaron marcharse al vestuario fueron agredidos desde las tribunas del Estadio Monumental de Lima por los fanáticos locales, que arrojaron vasos, encendedores, cajas, entre otros elementos. Inclusive se vio al arquero suplente de Gimnasia, Nelson Insfrán, con sangre en su frente cuando buscaba irse del terreno de juego.
Inicialmente, el partido terminó con diez amonestados y dos expulsados, sin contabilizar las tarjetas que sacó el árbitro en pleno conflicto post partido. Además, cabe mencionar que a los dirigidos por Chirola Romero le anularon dos goles apenas se inició el partido, situación que también provocó el enojo en el plantel argentino. Primero, al minuto de acción, Cristian Tarragona empujó abajo del arco una gran acción de Benjamín Domínguez, pero inmediatamente el juez anuló acertadamente por mano del juvenil del Lobo. Cuatro minutos más tarde, Tarragona volvió a marcar pero esta vez fue invalidado por un fuera de juego nuevamente.
