Luego de una espera de más de 25 años, finalmente Stereolab regresa a la Argentina para presentarse a fines de este año.
El conjunto se presentará el 4 de noviembre en el C Art Media.
Las entradas estarán disponibles a partir del miércoles 9 de abril a las 12 del mediodía con todos los medios de pago y los clientes Galicia Visa podrán disfrutar de adquirir sus tickets en 6 cuotas sin interés en la web de Passline en este enlace.
El arte de romper estructuras: Stereolab, el Dadaísmo y la contracultura musical
El Dadaísmo para Laetitia Sadier fue crucial en su carrera. "Encontré el movimiento Dada inspirador porque reflejaba mi deseo de libertad. Pero también la transgresión de las camisas de fuerza que gran parte de la humanidad ha tenido que usar, o ha usado en nombre de sus antepasados sin cuestionar sus implicancias más amplias". No es solo una cuestión estética; es una rebelión simbólica, un modo de ver el mundo. "Algo necesitaba liberarse, y ellos empezaron a romperlo sin que se viera. Esas formas posmodernas llevaron el discurso artístico a otro nivel, que nos hizo observarnos con una mirada fresca, capaz de penetrar rincones de la psique que antes no se habían tocado de una forma tan descreída".
Tim Gane, compañero de banda en Stereolab, también encontró en el Dadaísmo una influencia directa, aunque desde otro ángulo: "Mi artista Dada favorita era Hannah Höch, y en particular, su trabajo con fotomontaje. Sus collages me deslumbraron mucho antes de entender el significado más amplio del Dada como reacción a la sociedad burguesa en general y a la Primera Guerra Mundial". Para él, el fotomontaje guarda una relación profunda con la música: "Es rápido para rearmar imágenes cotidianas y darles significados ocultos, abriendo un mundo de posibilidades".
Londres, la escena y la evolución sonora
En los años 90, Stereolab se insertó en una escena revolucionada, marcada por influencias punk, experimentales y alternativas. Sadier lo recuerda con claridad: "Nosotras no tuvimos problema en meternos en la escena de Londres de ese momento. Había muchas bandas con las que nos sentíamos cercanas... Th’Faith Healers, Gallon Drunk, Huggy Bear, Sun Carriage, y todos los hermanos y hermanas yanquis que venían cada tanto como Bikini Kill".
Sin embargo, también critica cómo los medios moldeaban artificialmente los relatos: "Había una escena inventada por la prensa que llamaron 'Shoegaze', que en ese momento era un término despectivo. Inventaban peleas que no existían para vender sus diarios de mierda".
Gane agrega también otro recuerdo: "En ese momento éramos parte de la escena del norte de Londres, en zonas como Camden y Chalk Farm... Shoegaze y Britpop, al menos en Londres, arrancaron ahí". El dúo recorría esos bares y clubes casi todas las noches: "Íbamos por lo menos tres o cuatro noches por semana, durante años".
En 1994, Stereolab participó del Lollapalooza, una experiencia que, aunque muy cansadora para ellos, los marcó: "Tocamos muchísimo, todos los días durante seis semanas... A veces no había tanta gente, y los que estaban estaban tirando pelotas o haciendo malabares", cuenta Gane con bastante sentido del humor. Aunque tocaban en el escenario secundario, lograron captar la atención de nombres pesados: "Los Beastie Boys venían a vernos... Una vez Nick Cave se acercó, miró dos temas y se fue".
Finalmente, el disco "Emperor Tomato Ketchup" marcó un punto de inflexión. "Me cansé de hacer esos ritmos motorik y no se me ocurría nada nuevo para ellos... La repetición seguía siendo el motor, pero el beat motorik se transformó en otra cosa", reflexiona Tim. Su inspiración vino de otro universo sonoro: "Escuchaba mucho a Sun Ra... podías construir pequeñas células melódicas y unirlas en cadenas entrelazadas".
Así, entre la herencia Dada, la experimentación sonora y la contracultura noventosa, Stereolab logró posicionarse como una banda de vanguardia hasta el día de hoy.