Miguel Ángel, un adolescente de clase media que podría estar en cualquier ciudad, pero que sus modismos remiten a la Ciudad de México. Es difícil comentar la transformación que lleva a una actriz de 33 años parecer un pibe de 17. Más aún, reponer los gestos que cargan sus venas de leche y que, con un humor ácido, incomodan y hacen reír a cualquier espectador.
Miguel, el personaje, tiene un mundo interior tan rico como el de su intérprete. En su habitación, lejos de cualquier socialización — no parece disfrutar del colegio o sus amigos—, rapea, habla con una rata, y sueña con un futuro millonario. Quiere ser famoso, igual que sus contemporáneos adolescentes: “Yo quiero estar de moda /Y que todos me celebren /Pero en la Navidad /quedo afuera del pesebre”. Su búsqueda artística es lo que mantiene juguetón, alegre, motivado.
La dirección de Lucia Maciel y Paula Grinszpan brilla en la comedia. Estas directoras, dramaturgas y actrices de “Las reinas” y “Paraguay”, actualmente en cartel en el Teatro Astro, emplean el absurdo para revelar cómo se desarrollan ciertas subjetividades en estos tiempos individualistas. Su enfoque no es teórico, ni se desarrolla en un escritorio; en su teatro los personajes aparecen a través de la investigación corporal que realiza la actriz, y las derivas de su imaginario. Así es como emergen estas subjetividades, prestándole el cuerpo a un adolescente.
Maximizar ciertos rasgos les permite a ellas y al público desnaturalizar ciertas conductas promovidas por el capitalismo especulativo. El humor se convierte en una herramienta para desentrañar el funcionamiento emocional del mundo, ofreciendo una perspectiva casi sociológica.
La actriz y escritora de “Miguel Ángel”, es la mexicana Lucia Uribe. Algunos de sus trabajos anteriores pueden verse en Netflix, como “Todo va a estar bien” (2021). Lucía, conoció Argentina en 2019, y quedó enamorada de su teatro.
Durante cinco años soñó con participar de la escena porteña y finalmente lo logró. Abandonó su ciudad natal, y apostó todo por la cultura de un país en plena crisis económica. Su arrojo resulta consecuente con nuestra forma de hacer cine, teatro. En ese acto, Uribe demuestra lo significativo que sigue siendo el teatro porteño a nivel cultural y personal.
Como cualquier adolescente, Miguel Ángel esta perdido, apático, no sabe a qué dedicarse terminado el colegio. Solo piensa en la fama y la plata fácil. Hay un texto que repite, como un mantra, sobre la fundación de Tenochtitlán (la antigua Ciudad de México a la que llegaron los pueblos originarios luego de años de nomadismo). Esas disrupciones a sus fantasías al interior de su habitación parecen vislumbrar el peregrinar de la misma actriz hacia otra ciudad, o incluso los vaivenes de cualquier proceso creativo.
La decisión de poner en el centro de la escena a un adolescente en un contexto de crisis económica e institucional es significativa. No es casual que sean tres mujeres las que decidan hablar de las consecuencias del endeudamiento contemporáneo —y cómo esta afecta a los más jóvenes—, el cual, como bien señala Luci Cavallero afecta más a las mujeres debido a sus roles como sostenedoras de economías familiares. Son las tareas que llevan adelante como docentes y de cuidado que les permiten estar más atentas a las emociones de los niños y adolescentes. Hay un problema que se repite al interior de las aulas y habitaciones adolescentes, Lucía Maciel, madre y docente, lo dice bien clarito en esta entrevista en Futurock: “Excede a cualquier clase social”
El monólogo de Miguel Ángel dura 45 minutos, pero la reflexión que trae sobre los adolescentes de ayer y hoy se extiende más en el tiempo.
Todos los viernes, desde las 20.30h, en el Cultural Morán (Pedro Moran 2147, Ciudad de Buenos Aires)