El profesor e investigador Roberto Casazza fue despedido de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) después de 27 años sostenidos de “un trabajo profesional que juzgamos sólido, lúcido, de altísima calidad y gran valor para el país”, plantearon 1.800 docentes universitarios, bibliotecólogos y especialistas de Argentina y del mundo en una carta dirigida a la directora de la institución, Susana Soto Pérez, para que revea la decisión y reincorpore a uno de los máximos referentes latinoamericanos en bibliografías de los siglos XV al XVIII.
Es que el docente de Historia de la Filosofía y del Renacimiento en la Universidad Nacional de Rosario no logró evitar la ola de despidos a trabajadores estatales promovida por el gobierno de Javier Milei. Sin embargo, debido a su antigüedad y su gran trayectoria, muchos le exigieron al ejecutivo que lo devuelvan a su trabajo.
“No sé por qué estoy entre 120 despedidos. Vengo a diario, cumplo el horario, he realizado y realizo muchísimos proyectos relevantes”, sostuvo Casazza en diálogo con Página/12.
En 1997, a sus 28 años, empezó a trabajar en la Biblioteca Nacional durante la gestión de Oscar Sbarra Mitre, hasta que el miércoles antes de Semana Santa recibió un correo electrónico que le informaba su “desvinculación”.
Al conocerse la noticia, colegas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), escribieron una carta solicitando a las autoridades su reincorporación. En menos de 36 horas, el documento juntó cerca de mil firmas, nacionales e internacionales. “El apoyo que he recibido me ha sorprendido, estoy agradecidísimo”, sostuvo Casazza.
27 años de trabajo en la Biblioteca Nacional
“Lo primero que hice cuando entré fue estudiar la historia de la Biblioteca Nacional y empecé a comprender cómo estaban conformadas las colecciones”, recordó el referente de la cultura bibliográfica argentina.
En línea con eso, detalló lo que hizo hasta el último día en su trabajo y analizó la crítica situación en el sector y en el país: “Hasta el miércoles pasado desarrollé decenas de proyectos, creciendo profesionalmente y también aportando a la institución. Ahora advierto que nunca fuimos empleados firmes del Estado, sino solo de planta transitoria, aunque el recibo de sueldo, de validez legal, nos daba sensación de estabilidad”, consideró.
“Si junto a las urnas se abrió al Ejecutivo la posibilidad de achicar el Estado, no se abrió sin embargo una carta franca para hacer cualquier cosa y de cualquier manera”, advirtió el autor de El futuro bibliotecario. Hacia una renovación del ideal humanista en la tarea bibliotecaria y Las lecturas de Manuel Belgrano.
Junta de firmas para su reincorporación
El documento, dirigido a la directora de la Biblioteca Nacional, Susana Soto Pérez, solicita que se revise la desvinculación de Casazza por considerar que se realizó “sin causa alguna”, y que se reconozcan sus “27 años sostenidos de un trabajo profesional sólido, lúcido, de altísima calidad, y gran valor para nuestro país”.
“Casazza se formó en universidades argentinas, británicas y alemanas, y actualmente es uno de los máximos referentes latinoamericanos en bibliografías de los siglos XV al XVIII, manuscritos medievales, bibliografía colonial, libros antiguos y raros, orígenes de la cultura impresa, publicaciones astronómicas y científicas de la temprana Modernidad, Antigua Librería Jesuítica, sistema de clasificación de la Biblioteca Pública de Buenos Ayres, en otros”, destacaron en la carta que sigue sumando firmas.
Y continúa: “Desarrolló trabajos sobre colecciones fundacionales de la institución: por ejemplo, el libro de donaciones de la Biblioteca Pública, y, especialmente, la donación Manuel Belgrano, su reciente libro recrea las lecturas políticas y económicas del prócer, ofreciendo una imagen distinta de la que en general se tiene de él”.
Además, numerosas exhibiciones bibliográficas, conferencias, cursos y publicaciones avalan la trayectoria de Casazza en la Biblioteca Nacional.
“Ante los procesos de revisión de los recientes despidos, valoraremos que otorgue una entrevista al Dr. Casazza, conozca en forma directa su trayectoria y considere la posibilidad de su reincorporación a la institución. Es una figura que la cultura bibliográfica argentina no puede despreciar”, solicitaron en la carta que en menos de dos días sumó miles de firmas.
En tanto Casazza sostuvo: "No sé si voy a volver a trabajar en la Biblioteca Nacional; hoy estoy despedido”, al tiempo que remarcó: “Me alienta pensar que si 1.800 personas, muchas de ellas muy relevantes en el mapa universitario y bibliotecario, le señalan a la nueva administración que está cometiendo un error garrafal, y que eso va a significar una pérdida para la institución, es posible que la nueva Dirección evalúe el asunto. Desde luego este es mi caso personal, pero hay muchas otras personas despedidas”.