Falleció Germán Moldes, exfiscal de la Cámara Federal de Casación Penal y una figura clave en los tribunales de Comodoro Py.
Te puede interesar
Tenía 77 años y se había jubilado en 2019 luego de enfrentar problemas de salud. En ese mismo año, había sido sometido a una cirugía en el Sanatorio La Trinidad de Palermo por una obstrucción en la carótida.
Durante su carrera, Moldes tuvo un rol central en el Poder Judicial. Como único fiscal ante la Cámara de Casación, era quien decidía si se mantenían o desistían las apelaciones de los fiscales de primera instancia en causas sensibles.
Falleció Germán Moldes, exfiscal que lideró el pedido de justicia por Nisman
Su trayectoria comenzó en los años 90, cuando fue nombrado fiscal durante el gobierno de Carlos Menem. Antes, había ocupado un cargo político como secretario de Población en el Ministerio del Interior.
En 1994 regresó al ámbito judicial y un año más tarde asumió en Casación, donde se mantuvo hasta su retiro. Era conocido por su carácter frontal y solía repetir con ironía: “Quédese tranquilo que no entré por concurso”.
Uno de los momentos más recordados de su carrera fue su rol tras la muerte de Alberto Nisman en 2015. Moldes fue un impulsor de la reapertura del expediente, luego de que el juez Daniel Rafecas lo cerrara en primera instancia.
También participó de las marchas en reclamo de justicia por el fiscal fallecido. “Tuvimos una sospecha de que esto podía ocurrir, por el grado de desesperación que cundía entre los denunciados por Nisman para que la causa no se investigara”, declaró en ese entonces, luego de las detenciones de Carlos Zannini, Luis D’Elía y otros acusados.
Moldes fue un crítico abierto del kirchnerismo y en varias oportunidades pidió que Cristina Kirchner fuera detenida, señalándola como “jefa de una asociación ilícita” si perdía sus fueros parlamentarios.
En 2018, presentó un dictamen donde analizó las irregularidades vinculadas a los negocios entre Lázaro Báez y la familia Kirchner, calificando la situación con una frase que se hizo viral: “No fue magia, fue corrupción”.
