Según el Washington Post, la medida se produce en un contexto de pérdida acelerada del arsenal armamentístico convencional enviado por las potencias occidentales a Ucrania. Sumado a la creciente preocupación por la “lentitud” con la cual se desarrolla la contraofensiva lanzada por Kiev hace algunas semanas.
“Estados Unidos tiene una reserva de municiones de racimo conocidas como DPICM, o municiones convencionales mejoradas de doble propósito, que ya no usa luego de tomar la decisión en 2016 de comenzar a eliminarlas gradualmente”, informa la CNN. Este lote ‘de descarte’ sería el elegido para integrar el paquete de armas suministradas a Kiev con el fin de contrarrestar el avance militar ruso.
Existe gran controversia alrededor del uso de este tipo de armamento. Las municiones de racimo se caracterizan por contener dispositivos en su interior que liberan un gran número de pequeñas bombas al abrirse. Estas ‘submuniciones’ pueden causar diferentes daños, como perforar vehículos blindados con su carga explosiva, matar o herir a muchas personas de manera indiscriminada con sus fragmentos de metralla o producir incendios.
Según el portal eArmor, citado por CNN, “las DPICM que Washington le dará a Ucrania se disparan con obuses de 155 mm, y cada proyectil lleva 88 minibombas. Cada submunición tiene un alcance letal de unos 10 metros cuadrados, por lo que un solo proyectil puede cubrir un área de hasta 30.000 metros cuadrados”
Dichas armas están prohibidas por la Convención sobre Municiones de Racimo, firmada en Dublín, Irlanda, en 2008; refrendada en Oslo el mismo año. Este tratado internacional fue ratificado por la mayoría de las naciones del mundo, no habiendo suscripto al mismo países como EEUU, Rusia, Ucrania, India, Turquía, etc.
La ONG pro-occidental Human Rights Watch (HRW) ha acusado tanto a Ucrania como a Rusia de utilizar este tipo de armas en la guerra que ambos estados protagonizan en el este de Europa. El Kremlin, sin embargo, ha rechazado tales acusaciones.
“Los informes sobre el presunto uso de bombas de racimo y termobáricas por fuerzas rusas no son reales”, dijo Dmitri Peskov, vocero de Vladimir Putin.
Ucrania, por su parte, defendió abiertamente la utilización de municiones de racimo. El asesor del presidente Zelenski, Mijail Podoliak, dijo el pasado jueves que “los ‘activistas por los derechos humanos’ lanzan una agresiva campaña de lobby… no para expulsar a Rusia de Naciones Unidas, sino para torpedear el suministro de armas a Ucrania”, refiriéndose al pedido realizado por HRW a la Casa Blanca (desoído, por cierto) para no que incluya estas municiones en el paquete militar.