Hasta el día de los comicios, Torres era favorita en las encuestas, en tanto que Arévalo ni siquiera figuraba entre los primeros puestos de intención de voto. Si bien el periodista derechista Edmond Mulet y la ultraconservadora Zury Ríos se posicionaban como posibles ganadores, el partido Semilla lograría revertir los pronósticos y meterse en la segunda ronda, convirtiéndose en la sorpresa de la jornada.
La noche del domingo 25 de junio, con el 97% de las actas escrutadas, la tendencia resultaba clara: Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza, UNE (derecha), había quedado primera con cerca del 15% de los votos; mientras Arévalo, del Movimiento Semilla (progresismo anti-corrupción), obtenía el segundo puesto con 12%. Como ninguno había llegado al 50% de los votos, ambos irían a ballotage.
Pero los datos tardarían en hacerse oficiales debido a la presentación de reclamos por parte de nueve partidos de derecha ante el Tribunal Superior Electoral, el cual terminó ordenando el recuento de votos.
El pasado jueves 13 de julio, el TSE anunció que había concluido la revisión, ratificando el resultado anunciado anteriormente: Torres y Arévalo quedaron en primero y segundo lugar, respectivamente.
Pero el clima siguió enrarecido. El día anterior a la oficialización, la Fiscalía Especial Contra la Corrupción (FECI) del Ministerio Público Fiscal decidió ordenar la suspensión de la personería jurídica del Movimiento Semilla.
Según explicó el fiscal Rafael Curruchiche, a cargo de la investigación, “existen indicios de falsificación en las firmas presentadas por Semilla” ante el TSE.
La ley electoral de Guatemala prohíbe la suspensión de partidos políticos entre la convocatoria oficial a una elección y la elección propiamente dicha.
Finalmente la Corte Constitucional intervino ratificando la legalidad del Movimiento Semilla de cara a la segunda vuelta.
