¿Casa propia? El sueño de muchos. Sin embargo, las oportunidades cada vez son más escazas y, de a poco, le gente se acostumbra a alquilar. De todas formas, esto no algo salvador ya que los contratos son cada vez más altos debido a que el gobierno de Javier Milei derogó la Ley de Alquileres y no hay parámetros que regulen esos valores.
Si bien el ejecutivo se respalda en la baja de la inflación, la crisis habitacional es evidente: cada vez son más los inquilinos y el sueño de la casa propia sigue siendo eso, un sueño.
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Esta situación afecta especialmente a las familias de clase media y baja, quienes, frente a la imposibilidad de acceder a viviendas dignas, se ven obligadas a habitar en lugares en mal estado o alejados. El hacinamiento también es una consecuencia directa de estas dificultades.
“En Argentina hay una inquilinización muy fuerte. Se calcula que 4 de cada 10 jóvenes viven con sus padres porque no pueden alquilar, tenemos una población adulta que no tiene resguardo, donde el 15% alquila. Y este número probablemente siga creciendo porque hay un problema habitacional grave”, describió Fernando Álvarez de Celis, Director Ejecutivo de la Fundación Tejido Urbano a Ámbito.
De acuerdo con los datos del último Censo de población y vivienda de 2022, sólo el 65% de la población argentina es propietaria de su vivienda, una disminución de 10 puntos porcentuales desde 2010. En tanto, solo un 50% de la población que vive en la Ciudad de Buenos Aires tiene una vivienda propia y creció fuertemente la inquilinización en los últimos 15 años.
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El déficit habitacional asciende a 3,24 millones de viviendas
El déficit habitacional total en Argentina asciende a 3,24 millones de viviendas, según datos de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), que analizó la versión ampliada de la EPH. Este déficit se da tanto por la falta de viviendas como por aquellas que están en mal estado o que no cuentan con servicios básicos.
A pesar de los créditos hipotecarios lanzados este año por diversas entidades bancarias, es reducido el número de personas que pueden tomar uno ya que los intereses a pagar son altos o las cuotas son demasiadas. Esto último no convence a la sociedad por el hecho de que muchos temen sacar un crédito y después quedarse sin trabajo, algo que se está volviendo habitual en la era Milei.
“El crédito hipotecario es algo incipiente. Si bien es bueno que haya, no todos tienen la capacidad de acceder. Gran parte de la clase media y media baja accede al mercado de alquileres pero destina el 40% de su ingreso en pagar el alquiler”, explicó Álvarez de Celis, teniendo en cuenta que más del 70% de los inquilinos son pobres. “Después hay todo un submundo de gente que no logra ni alquilar ni comprar y vive en pensiones, barrios populares, etc”, agregó el especialista.
Al respecto, los alquileres en las villas son una problemática que se agudiza. "Los alquileres siempre estuvieron desregulados en las villas y asentamientos, lo cual genera que los valores sean relativamente más caros que en la ciudad formal. Más allá del deterioro general en las condiciones de vida, hay una creciente inquilinización. El alquiler insume un porcentaje muy alto de los ingresos del grupo familiar, un 50% o más", describió Ramiro Dos Santos Freire, Defensor a cargo de la Unidad Especializada en Procesos de Urbanización e Integración Social del Ministerio Público de la Defensa CABA. "La problemática de los inquilinos en villas y asentamientos es grave", resaltó.