Este fin de semana, el canal Net TV, fue escenario de un particular debate entre dos dirigentes políticos totalmente opuestos ideológicamente entre sí, el diputado liberal Javier Milei, y el dirigente social del espacio Patria Grande, Juan Grabois.
Allí mostraron un sorprendente acuerdo sobre uno de los temas del debate: la discusión acerca de los llamados manteros, que venden sus productos en las veredas de algunos comercios con los cuales muchas veces compiten directamente, y la cuestión de la represión policial sobre este tipo de trabajadores.
En medio del programa conducido por el empresario de medios Jorge Fonteveccia, que se extendió a lo largo de dos emisiones, Grabois le planteó la siguiente pregunta a Milei. "Si está este conflicto entre los comerciantes formales que están ahí y mis compañeros vendedores ambulantes y vos tenés que decidir si sacarlos o no sacarlos, ¿Qué haces?”.
Milei sorpresivamente defendió la situación de los manteros, y respondió: "No lo denostarías como mantero, es decir, sería un competidor más y vos tendrías que ofrecer un producto de mejor calidad, con un mejor precio para que vayan a tu negocio y no al mantero”.
Fiel a su postura 'libertaria', Milei argumentó: “Si no te gusta, sabes lo que podrían hacer los negocios, así como tomaban la calle los manteros, la podrían tomar ellos y vender con menos impuestos. Pero no. ¿Qué prefirieron? Utilizar el aparato represivo del Estado, llamado impuestos que financian la Policía, para sacar a la competencia", cuestionando directamente al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Grabois insistió y replanteó: "Entonces vos hubieras decidido, si hubieras sido el jefe de Gobierno de la Ciudad, no sacar a los manteros", a lo que el economista contestó "obviamente".
En este sentido, agregó en referencia a la situación de los manteros, cuando se los echa con represión, que se hace “al daño que causa si vos a esa gente la dejas sin su ingreso que se gana honestamente”.
Para Javier Milei, morirse de hambre es una elección libre
Todo comenzó cuando el abogado y militante dijo: "El planteo anarco-capitalista tiene una parte linda que es la parte anarquista. Es la parte que me gusta. Es decir, una asociación libre de productores es una maravilla como modelo social, y sin monopolio de la fuerza, porque es libre. El problema es cuando deja de ser libre".
Y Grabois siguió: "¿Y cuándo deja de ser libre? cuando hay alguien que tiene la capacidad de imponerte, bajo una fachada de libertad, una situación opresiva: hacerte trabajar 14 horas por día".
En ese momento, Milei lo interrumpió para dar su punto de vista: "O sea, te pusieron la pistola en la cabeza obligándote a trabajar". Grabois le contestó: "No, porque hay otras formas de coerción que no son la pistola en la cabeza y el consentimiento no solamente se rompe frente a una situación de vida o muerte. Hay muchas cosas que llevan al ser humano a hacer cosas contra su libre voluntad".
"Y entonces por qué las hacés, si va a ir en contra de sus propias preferencias. O sea, quien soy yo para determinar que no es lo suficientemente capaz para saber que es lo que quiere", retrucó el economista de ultraderecha.
Con paciencia, el dirigente popular le explicó: "Es que no es un problema de capacidad. Si vos tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18 horas, o 14 horas, o 10 horas, yo elegiría ser explotado, pero esa no es mi voluntad".
La lamentable respuesta de Milei
Insólitamente, el legislador liberal le contestó: "¿Cómo que no? También podes elegir si querés morirte. Y claro, obvio". El abogado siguió desarrollando su postura: "Yo no me quiero morir. No quiero ni la horca ni la guillotina, quiero la libertad".
"No. Bueno, ¿sabés lo que pasa? a mi me gustaría que me paguen un millón de dólares por día y no me lo paga nadie y no me siento explotado", contraatacó Javier. "Hay una diferencia sideral entre el millón de dólares y lo que estoy planteando yo, que se llaman derechos humanos", añadió Juan.
Casi a los gritos, alterado, el diputado le consultó: "¿Vos creés que hay un nivel que está bien y un nivel que no? Es algo sumamente subjetivo y es querer imponer esa subjetiva a otro".
En ese momento, Fontevecchia intervino porque realmente no podía creer lo que estaba diciendo su invitado. "Javier, ¿vos sinceramente defendés el derecho a morirse de hambre? sinceramente", lanzó. "A ver, cada uno puede hacer de su vida lo que se le da la gana. Digo, (Karl) Marx lo eligió. Lo eligió para sus hijos, prefirió no trabajar y que sus hijos se murieran de hambre", concluyó.