Javier Milei y Juan Grabois fueron puestos cara a cara en una entrevista que les realizó Jorge Fontevecchia para Perfil. En el debate, el diputado de La libertad avanza y el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluídos y del Frente Patria Grande se cruzaron en varias ocasiones, pero uno de los momentos más tensos fue cuando el libertario defendió morirse de hambre antes de ser explotado.
Todo comenzó cuando el abogado dijo: "El planteo anarco-capitalista tiene una parte linda que es la parte anarquista. Es la parte que me gusta. Es decir, una asociación libre de productores es una maravilla como modelo social, y sin monopolio de la fuerza, porque es libre. El problema es cuando deja de ser libre".
Y Grabois siguió: "¿Y cuándo deja de ser libre? cuando hay alguien que tiene la capacidad de imponerte, bajo una fachada de libertad, una situación opresiva: hacerte trabajar 14 horas por día".
En ese momento, Milei lo interrumpió para dar su punto de vista: "O sea, te pusieron la pistola en la cabeza obligándote a trabajar". Grabois le contestó: "No, porque hay otras formas de coerción que no son la pistola en la cabeza y el consentimiento no solamente se rompe frente a una situación de vida o muerte. Hay muchas cosas que llevan al ser humano a hacer cosas contra su libre voluntad".
"Y entonces por qué las hacés, si va a ir en contra de sus propias preferencias. O sea, quien soy yo para determinar que no es lo suficientemente capaz para saber que es lo que quiere", retrucó el economista de ultraderecha.
Con paciencia, el dirigente popular le explicó: "Es que no es un problema de capacidad. Si vos tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18 horas, o 14 horas, o 10 horas, yo elegiría ser explotado, pero esa no es mi voluntad".
El pensamiento de Milei
Insólitamente, el legislador liberal le contestó: "¿Cómo que no? También podes elegir si querés morirte. Y claro, obvio". El abogado siguió desarrollando su postura: "Yo no me quiero morir. No quiero ni la horca ni la guillotina, quiero la libertad".
"No. Bueno, ¿sabés lo que pasa? a mi me gustaría que me paguen un millón de dólares por día y no me lo paga nadie y no me siento explotado", contraatacó Javier. "Hay una diferencia sideral entre el millón de dólares y lo que estoy planteando yo, que se llaman derechos humanos", añadió Juan.
Casi a los gritos, alterado, el diputado le consultó: "¿Vos creés que hay un nivel que está bien y un nivel que no? Es algo sumamente subjetivo y es querer imponer esa subjetiva a otro".
En ese momento, Fontevecchia intervino porque realmente no podía creer lo que estaba diciendo su invitado. "Javier, ¿vos sinceramente defendés el derecho a morirse de hambre? sinceramente", lanzó. "A ver, cada uno puede hacer de su vida lo que se le da la gana. Digo, (Karl) Marx lo eligió. Lo eligió para sus hijos, prefirió no trabajar y que sus hijos se murieran de hambre", concluyó.