Final de Roland Garros 2005 y allí estaba Mariano Puerta frente a Rafael Nadal. En uno de los momentos más importantes de su carrera aunque no pudo lograr la victoria. A partir de allí su carrera parecía estar en un trampolín, directo a meterse entre los más importantes del tenis nacional. Pero el golpe llegó: meses después de aquella final, se informó su doping positivo y, como era el segundo de su carrera, la sanción era de ocho años.
A partir de allí, comenzó su defensa para lograr una reducción de la pena. Mariano Puerta ante las autoridades se excusó diciendo que su mujer había tomado unas gotas para los dolores menstruales, y que luego él, sin saberlo, utilizó el mismo vaso. El tribunal, finalmente, redujo su sanción a dos años.
En diálogo con el Diario La Nación, Puerta confesó 15 años después que aquel argumento esgrimido era mentira. “La explicación que usamos como estrategia fue mentira. Pero no saqué ventaja deportiva. No quiero que me vean más como un tramposo”, explicó. El ex tenista apuntó al que por entonces era su preparador físico, el ex pesista olímpico Darío Lecman: "Antes de irme a un challenger en Chile, le digo a Daro ‘Me olvidé de comprar o no encuentro el frasco de cafeína y ginseng’. Y él me dice que tenía un amigo que trabajaba en un laboratorio, que le podía decir que las hiciera, que se quedaba después de hora y nos salía menos plata. Le digo que sí y sigo normal. Antes del viaje a Chile agarro el frasco y empiezo el año. Era una pastilla que no siempre la usaba, dependía de cómo me sintiera. Si estaba bien y jugaba contra alguien que me daba un poco de tiempo, no la tomaba".
"Siempre tuve confianza ciega en mi equipo. Jamás podría haber pensado que haría algo que me hiciera mal, porque cualquier cosa que fuera mala para mí, sería mala para él. No voy a pensar que se podría dar un tiro en el pie. Fui todo el año a controles antidóping. Llego a Roland Garros siendo con un ranking que no tenía desde hacía años. ¿Después de lo vivido voy a hacer algo adrede? ¡Imposible!", contó. Y explicó por qué no podía contar esto en su defensa: "Nosotros no podíamos hacer nada porque las pastillas se habían comprado, no sé cómo decirlo…, no fue en forma legal. No había factura. Mis abogados pensaron que no era conveniente desde el punto de vista estratégico".