Dale, Diego, levantate. Mostranos una vez más por qué sos un D10S para muchos. Levantate y decinos que ya está, que te quedás con nosotros, que gracias por el reconocimiento pero quedate acá. No podemos digerir que te hayas muerto, necesitamos que sea mentira, danos una alegría más y no te molestamos.
¿Cómo vamos a superar esto? ¿Cómo hacemos para entender que ya no te tenemos? ¿Cómo seguir, Diego, después de tanto que nos diste y nosotros no pudimos devolverte casi nada? No quiero ver tus videos con la nostalgia de saber que ya no estás, quiero verlos sabiendo que vas a volver a contar otra vez cómo metiste la mano y saliste a festejar para que no se avive el árbitro.
Queremos verte con todos los del 86 contando anécdotas, haciéndonos reír mientras te admiramos. Porque hasta contando anécdotas eras el mejor. ¿Te acordás de la patada que te dio Perfumo cuando eras un pibe? Y cómo te levantaste y le dijiste “Roberto, estás bien del pie?”.
Dale, Diego, dejate de joder. Levantate. ¿Quién nos va a defender ahora? Porque lo tuyo iba más allá de la pelota. Es más, creo, y con lo contradictorio que puede sonar, que lo que nos dabas dentro de la cancha no era tanto con la pelota en los pies, si no cómo nos defendías. Cómo puteaste a los tanos, en su propia cancha, cuando silbaron el himno. Si te tocaban a Argentina eras el primero en saltar. Contra quién sea, donde sea. ¿y ahora quién nos defiende?
Dale Diego, levantate. Te prometo que esta vez te vamos a cuidar mejor. Ya aprendimos el dolor de no tenerte y no lo queremos seguir teniendo. ¿Cómo te vas a ir, Diego? Dale. Te necesitamos para que nos des alegrías, y queremos devolverte todo lo que nos diste. Dale, Diego, ya van tres días, yo voy a estar esperando.