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Es la inflación, estúpido

Precios Justos marca continuidades y rupturas en materia de política anti inflacionaria. El Gobierno apuesta a reducir la inercia de precios, pero tiene en contra un calendario electoral cada vez más cercano.

Domingo, 20 de noviembre de 2022 a las 19 57

Resulta complejo para el oficialismo pensar en ser competitivo para las próximas elecciones presidenciales con una inflación anualizada arriba del 100%. En ese sentido con el título de la nota nos referimos a la frase "Es la Economía Estúpido" utilizada en la campaña presidencial de las elecciones presidenciales norteamericanas de 1992 como uno de los argumentos principales del porque Bill Clinton derrotó a Bush padre. 

En línea con lo mencionado la semana pasada el Gobierno anunció "Precios Justos", un acuerdo con un varias empresas para congelar los precios de casi 2.000 productos de consumo masivo por un plazo de 120 días

Resulta difícil creer que sea el clivaje central en un camino hacia la estabilidad, pero teniendo en cuenta el contexto actual no hay tantas cartas sobre la mesa. Cómo sabemos, aplicar un acuerdo de precios no es una solución real al problema inflacionario, pero no están dadas las condiciones para aplicar un Plan de Estabilización integral. Las elecciones son en nueve meses y este tipo de medidas, al corregir las distorsiones, si bien en un mediano plazo reducen la inflación, la aumentan en el corto plazo, algo que el gobierno no está en condiciones de pagar. 

Teniendo en cuenta el contexto, quizá "Precios Justos" sea la mejor opción posible. Podemos mencionar algunas diferencias con acuerdos de precios del pasado, que podría mejorar sus chances de éxito.

La primera diferencia es, que el acuerdo busca un objetivo mucho más modesto , que sería moderar las remarcaciones preventivas y buscar cierto anclaje en las expectativas inflacionarias, en torno al 4% mensual. En la lectura del gobierno puede verse que le otorgan a la inercia parte del problema de los aumentos, donde las empresas se centran más en el costo para reponer los productos e insumos que en el costo por producir dichos bienes.

La segunda diferencia es que las empresas que firmaron el acuerdo se comprometieron a no aumentar más de un 4% durante cuatro meses el resto de sus productos, que rondarían los treinta mil. De esta manera se buscaría que el resto de los agentes de la economía se muevan en torno a los guarismos mencionados.

La tercera diferencia con acuerdos o programas similares aplicados en el pasado es que el gobierno ofrecerá un elemento central en la negociación con los grupos empresarios: el acceso a los dólares oficiales para el comercio exterior.

Algunas firmas de alimentos, bebidas, limpieza, e higiene personal accederán a acordar con el objeto de conseguir poder importar con mayor fluidez. En el acuerdo ingresaron algunas cadenas de supermercados, que aseguraron no aceptar listas de precios con incrementos mayores a lo pautado.

Por último podríamos mencionar como cuarta diferencia, que el déficit fiscal se encuentra en franco retroceso, dando mayor credibilidad a los objetivos buscados. ¿Podrá el gobierno alinear las expectativas y así torcer la inercia inflacionaria? ¿Sus resultados serán diferentes a los de acuerdos anteriores? En los próximos meses lo sabremos.

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