El apremio fiscal implica ordenar variables económicas y para eso tomar decisiones que en un momento de mayor solidez no se tomarían. Una pregunta relevante es cómo puede cerrar un programa de ordenamiento macro sin tener que aplicar un racionamiento mayúsculo en las diferentes partidas del gasto. Además de la memoria emotiva traumática sobre las implicancias de un ajuste, es evidente que una retracción fuerte del gasto generaría secuelas en materia de actividad económica y empleo.
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Los números de los últimos meses muestran un crecimiento más lento que tras la fase ‘fácil’ de rebote tras la pandemia. Hoy las rigideces del mercado cambiario y sus consecuencias en el abastecimiento de dólares para comprar insumos empieza a generar un daño sobre el sector productivo. Aún así el PBI crecerá entre un 4% y un 5% este año, con creación de empleo pari passu. Poder sostener el ritmo de actividad no va a ser fácil. En los próximos meses va a empezar a repercutir el encarecimiento del crédito por la suba fuerte de la tasa de interés, que pega tanto sobre la producción como en el consumo. Era una medida necesaria. Se habían desalineado demasiado las variables nominales y la tasa daba una señal inconsistente con la estabilidad macro. El abaratamiento de los pesos en un contexto de inestabilidad política era una invitación a apostar contra la brecha.
La actividad industrial aumentó 6,9% durante junio en relación a igual mes de 2021, y registró un alza de 2,6% en comparación a mayo, según Índice de producción industrial manufacturero dado a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En tanto, el sector de la construcción presentó en junio un avance de 7,2% en términos interanuales, pero retrocedió 1,8% en relación a mayo, de acuerdo a los indicadores de coyuntura de la actividad de la construcción del organismo.
De esta manera, en el primer semestre del año el sector fabril acumuló un alza de 5,9% y el de la construcción de 6,5%. En junio, catorce de las dieciséis divisiones de la industria presentaron subas interanuales. En orden de su incidencia en el nivel general, se registró un incremento de 37,6% en "Prendas de vestir, cuero y calzado", en particular debido a las mayores ventas de calzado impulsado por una mayor presencialidad laboral y realización de eventos. De acuerdo con directivos de empresa relevadas por el Indec, contribuyó el incremento en las operaciones realizadas a través del programa Ahora 12, que permitió a los consumidores adquirir estos productos en tres, seis y 12 cuotas fijas.
También presentaron subas "Maquinaria y equipo" (en particular, agropecuario), 18,3%; "Otros equipos, aparatos e instrumentos", 28,4%; "Industrias metálicas básicas", 8,9%; "Alimentos y bebidas", 1,9%; "Productos minerales no metálicos", 10%; "Vehículos automotores", 11,2%; "Sustancias y productos químicos", 3,3%; "Refinación del petróleo", 12,8%; "Muebles y colchones, y otras industrias manufactureras", 7,7%.
La dinámica de los salarios muestra un serrucho oscilante los últimos meses. En cualquier caso el promedio de registrados recuperó un 5% desde mínimos y se mantiene 1,9% por encima de los niveles iniciales de esta administración. En un contexto de aceleración por la salida desordenada del anterior Ministro, un empate para este año puede ser negocio. Para los próximos meses el desafío será moderar la dinámica de precios sin entrar en un escenario recesivo. Menuda tarea para el Ministro de Economía, que deberá hacer equilibrio entre una multiplicidad de desafíos, muchos de los cales son incompatibles entre sí. En el mientras tanto, la actividad económica interna tambalea… pero aún no se cae.