El legendario humorista Tabaré Gómez Laborde falleció a los 74 años pero dejó un vasto trabajo con sus historietas, de las que se destaca Diógenes y el Linyera. Bajo el seudónimo de Tabaré, se destacó por su creatividad y su capacidad para plasmar la realidad con un toque de humor.
El uruguayo, que murió a causa de cáncer de páncreas, nació en Canelones en 1948, pero se quedó a vivir a Argentina en 1974, a 5 años de haber comenzado a mostrar sus trabajos en medios argentinos.
El artista fue el gran creador de “Diógenes y el Linyera”, una tira humorística que fue publicada ininterrumpidamente desde 1977 en el diario Clarín de Buenos Aires.
Publicó historietas en las principales revistas humorísticas de Argentina, como Humor, Super Humor, Sexhumor, Eroticón. Y en el exterior como en “Lui” de Francia, Editorial Eura de Italia y en la revista semanal de humor “El Jueves” de España.
Las historietas más conocidas fueron: El Romancero del Eustaquio, Vida Interior, El Cacique Paja Brava, Historias de No Contar, Max Calzone y Bicherío.
También ilustró varios libros para chicos para las Editoriales Alfaguara, Sudamericana y Colihue y colaboró en revistas infantiles como Humi, Billiken, Disney y Genios. También realizo libros de cómics para Italia, España, Noruega, Argentina y Uruguay.
Tabaré realizó una serie de cincuenta cortos cinematográficos humorísticos, denominada “Tabaré se Mueve”.
En 1997 obtuvo mención de honor del Festival Internacional de Humor Gráfico “Fano Funny”, Italia y en el 2003 consiguió el Premio Morosoli de la Fundación Lolita Rubial, Uruguay, a la trayectoria por humor gráfico y caricaturas.
Trayectoria de Tabaré Gómez Laborde
A pesar de su éxito en la historieta, Tabaré no inició su carrera en el mundo de la ilustración. Su primer trabajo no tenía relación con la ilustración sino que arrancó trabajando de mozo en una pizzería de Uruguay cuando tenía apenas 12 años. Recién al finalizar el secundario ingresó a una agencia de publicidad.
Comenzó a trabajar en agencias de publicidad y fue entonces cuando publicó una serie de tiras en el diario Hechos de Montevideo. Allí decidió emprender su viaje a Buenos Aires en donde el humor gráfico estaba en un gran momento.
En busca de crecimiento profesional, Tabaré se instaló en el sur del Gran Buenos Aires, donde vivió en Banfield, Llavallol y finalmente en Turdera, un lugar que adoptó como su hogar permanente y que inspiró varias de sus ilustraciones.
Su talento no pasó desapercibido, y pronto tuvo la oportunidad de colaborar con reconocidos artistas y publicar en prestigiosas revistas humorísticas, tanto en Argentina como en el extranjero.