La Cámara Federal de Casación Penal les concedió la prisión domiciliaria a Miguel Etchecolatz, Mario Guillermo Ocampo y Luis Firpo, tres represores durante la última dictadura cívico militar.
En el caso de Etchecolatz, ex director de la Bonaerense, estaba condenado a perpetua y lo dejaron cumplir la pena en su domicilio por “cuestiones de salud”.
Los jueces consideraron que, a sus 93 años, “requiere de un cuidador las 24 horas del día” para poder realizar cualquier acción de la vida diaria. Además, tiene “antecedentes de HTA, ACV isquémico, Ex TBQ, deterioro cognitivo, insuficiencia cardíaca, venosa, HPB, diverticulosis”.
Ya que esas condiciones no pueden cumplirse dentro de una celda, le concedieron la domiciliaria al represor acusado del asesinato de Horacio Alejandro Benavides, un militante ejecutado en septiembre de 1976.
“En virtud de lo expuesto, se puede deducir que la detención del nombrado en la unidad carcelaria provoca un agravamiento en su estado de salud (…) y que el actual cuadro clínica es delicado y el lugar no posee infraestructura suficiente para atender las diversas patologías”.
Como era de esperarse, la querella se opuso a la decisión del tribunal y alegó que “puede ser tratado” dentro del perímetro carcelario, aunque los jueces no hicieron caso.
Basándose en el informe elevado por el Cuerpo Médico Forense, decidieron avanzar con el pedido de prisión domiciliaria para los represores de la última dictadura cívico militar.