Los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García pidieron cadena perpetua para los ocho rugbiers acusados de asesinar a golpe a Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 a la salida de un boliche de Villa Gesell.
La fiscalía argumentó que todos los imputados deben ser condenados a la máxima pena por "homicidio doblemente agravado por alevosía y premeditación", como así también por la participación necesaria de dos o más personas en el crimen.
Ambos fiscales coincidieron en que a Fernando “lo mataron entre todos” y que el ataque fue “por sorpresa y a traición”, dado que lo golpearon de improviso por detrás con el objetivo de tumbarlo para finalmente rematarlo en el suelo.
Coincidieron en que los acusados se pusieron de acuerdo para “darle muerte” a Fernando luego de atacarlo por sorpresa mientras se encontraba “conversando en la vereda, distraído”, y totalmente ajeno a lo que se le venía.
La etapa de alegatos comenzó este mismo miércoles 25 con las palabras de los fiscales y se extenderá por la tarde con la querella encabezada por el abogado Fernando Burlando; mientras que el jueves alegará la defensa de los rugbiers, integrada por el letrado Hugo Tomei y Emilia Pertossi, hermana de dos de los acusados.
A las 13.46 horas se dio por finalizado el alegato de los fiscales Dávila y Garcia, y se estableció un cuarto intermedio. El próximo turno será para Burlando y Fabián Améndola como abogados defensores de la familia de la víctima.
En consonancia, se pidió procesar por “falso testimonio” a los dos amigos de los imputados que declararon como testigos en los últimos días. Se trata de Juan Pedro Guarino (22), primeramente imputado y luego sobreseído, y de Tomás Ítalo Colazo (20), quien estuvo presente esa noche, fue testigo, pero nunca estuvo implicado en el ataque.
Ambos declararon el pasado lunes 16 de enero durante la decimoprimera audiencia del juicio oral. En su declaración, Guarino dijo que sintió “vergüenza y mucho dolor”, pero sostuvo que no vio ninguno de los golpes. También contó que estaba “cansado” de que sus amigos se pelearan todas las noches.
“Me imaginé que iban a volver a pelearse. Veo a Máximo Thomsen contra un chico tirando en el piso, después me entero quien era, recién al otro día. Cuando vi eso no lo pude creer. Me enojó muchísimo y me fui”, relató.