Tras la viralización de un video suyo destrozando una góndola de vino de un supermercado, la joven contó su versión a los medios de comunicación: “Me enceguecí por aguantar tantos maltratos”.
“Fue un momento en que me enceguecí por aguantar tanto tiempo maltratos. Porque mi patrona es una persona que es maleducada, es mal. Incluso una vez recibí un manotazo”, explicó Evelin.
Ella trabajaba en un comercio de lunes a sábados, 9 horas por día, por un salario de 50 mil pesos que cobraba en negro. Según sostuvo, estaba “a prueba” por tres meses y, de cumplir los objetivos, sería puesta en blanco.
De más está decir que este accionar es totalmente ilegal y en parte se explica el accionar de los dueños tras los destrozos: no iniciaron acciones legales contra Evelin, ya que les ocasionaría un problema por trabajo ilegal.
“Tuve que aguanta todo eso y hacer trabajos que no eran mi responsabilidad. Recibí golpes. Yo pedí el video, porque se ve, pero me dijeron que justo ese momento no se ve”, agregó sobre las imágenes virales.
Tras el periodo “de prueba” la echaron sin ninguna razón y tampoco le explicaron. Esta última decisión por parte de sus empleadores generó la reacción de la protagonista del video.
La noticia de la "locura" en un supermercado
Lamentablemente, los famosos y polémicos "relatos salvajes" se están haciendo cada vez más frecuentes en Argentina: el malestar de algunas personas hace que terminen desencadenando toda su ira en momentos o lugares completamente inoportunos.
No obstante, este sorprende debido a que recibió el "aval" de algunos usuarios. Esto debido a que el momento violento se produce debido a una cuestión económica.
En la ciudad de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, una mujer fue despedida de su trabajo en un supermercado. Al poco tiempo, ella, de 25 años, decidió volver al comercio para reclamar una deuda.
En ese momento, se generó una disputa y fuerte discusión entre su ex empleador y la chica. La dueña se negó a pagarle lo que su ex empleada reclamaba y se puso en una postura firme de no hacer caso a su pedido.
Molesta y completamente enfurecida por la situación, la muchacha fue directo a la góndola de vino y enloqueció. No, no se los tomó, comenzó a destruirlos, arrojándolos de sus estantes y estrellándolos contra el piso.
Destruyó cientos de botellas de todo tipo de precios, desde las más económicas, hasta las más caras. La persona encargada del lugar no intervino, pero grabó toda la situación para luego viralizarla en redes sociales.
