Este miércoles se transita el octavo día del juicio a los ocho rugbiers por matar a Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche de Villa Gesell en enero de 2020. Una nueva jornada y también una nueva e importante prueba que complica a los acusados fue presentada ante los jueces.
La perito Graciela Parodi, que participó de la extracción de muestras de sangre de las prendas de los acusados y de la víctima, confirmó que Fernando tenía ADN de Blas Cinalli en su cuerpo al momento de su fallecimiento.
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Cinalli fue el rugbier que mandó audios y chats al grupo de amigos de Zárate tras el brutal ataque para contarle a los otros implicados lo que se vivía en las cercanías de Le Brique, el boliche del que fueron expulsados junto a la víctima.
Durante una hora, Parodi describió más de 50 prendas incautadas a los detenidos y afirmó que al menos diez tenían manchas de sangre, entre ellas, la zapatilla de Máximo Thomsen que dejó una brutal marca en el rostro de Fernando.
Detalló que en una de las muestras de un hisopado que se le realizó al meñique izquierdo del estudiante de abogacía fallecido “se obtuvo un perfil mezcla en el que se advierte coincidencia con el perfil de la muestra 814.7” correspondiente a Cinalli.
En este contexto, el abogado Fernando Burlando que representa a los padres de la víctima fatal señaló que “es irrebatible” lo que se ve en las imágenes y en las coincidencias de las muestras.
“Hay mucho tejido hemático de Fernando, eso nos permitió hacer una conexión, esto significa ni más ni menos que ratificar lo que vemos en las imágenes. Esto acredita el contacto, es indiscutible, es irrebatible”, remarcó el letrado.
Qué mensajes mandó Blas Cinalli tras el crimen
En el grupo de Whatsapp llamado “El club del Azote”, integrado por 13 personas en total, escribió: “Nos sacaron todos los patovicas, lo recagamos a palos mal. Nos agarraron del cuello, nos sacó la Policía, pero ganamos igual”.
Unos minutos más tarde, el agresor volvió a interactuar con sus amigos y dio más detalles de lo sucedido: “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar”, envió junto a una foto con Thomsen y Ciro Pertossi.
“Esperamos a que se vaya la Policía y ahí los recagamos a piñas”, le envió a otra persona apenas diez minutos después y confirmó que los rugbiers planearon un ataque luego de que se retiren los oficiales.
Sin embargo, en un momento cayó en que habían cometido un vil crimen y dio alerta al grupo. “Amigo, flasheamos, matamos a uno”, escribió y, unos minutos después, dieron la orden de “no contarle a nadie” lo que había pasado.
A las 6:47 de la mañana, otro integrante le preguntó: “¿Qué onda Blas, se dieron masa?” a lo que el joven de 23 años le contestó: “Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales”, como si fuera un motivo de festejo.
“Le dimos murra a uno con el Perto (Ciro Pertossi), lo recagamos a palos, pero mal. Vinimos corriendo a casa”, sentenció.