Tamara Román tiene 21 años, a sus 18 tuvo una lesión medular como consecuencia de un accidente automovilístico. Pasó por varias intervenciones quirúrgicas, y salió todo satisfactoriamente.
Ella nos invita a replantearnos la cantidad de prejuicios que existen en la sociedad en cuanto a la discapacidad. "Muchas veces sentí la mirada prejuiciosa de la sociedad. Salía a dar un paseo, y se acercaban a tocarme o me felicitaban, por el simple hecho, de circular por la calle, siendo que no es ningún mérito, y eso no representa un desafío para mí" confesó Tamara en dialogo con DataDiario, y agregó: "Cuando salgo a bailar, la gente me mira o me felicita".
"Tener una discapacidad no es estar limitado, simplemente hacemos las cosas de otra forma. Lo que nos limita, es el entorno, las barreras que no nos permiten acceder a muchas cosas, por ejemplo, una vereda intransitable o que no haya rampas para sillas de ruedas, la ciudad no está pensada para que nos podamos desenvolver libremente" cuestionó la joven.
Tami, también nos dice: "Yo no soy mi discapacidad, pero si mi discapacidad es una característica mía. La silla de ruedas es una extensión de mi cuerpo, y no me siento mal, no me hace sentir menos, al contrario, ¡me gusta! las personas que me ven, siempre dan por sentado que me siento mal, y eso también es un prejuicio".
Replantearnos la mirada que tenemos hacia una persona con discapacidad, es urgente. Debemos normalizar toda discapacidad, y dejar a un lado, el prejuicio de que una persona con discapacidad, es inferior, un héroe, o infeliz.