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¿Qué hay detrás del despido a Diana Mondino?

La excanciller ya venía enfrentada a los hermanos Milei y a Santiago Caputo antes de que votara en Naciones Unidas en contra del embargo a Cuba.

Jueves, 31 de octubre de 2024 a las 12 24

Por Redacción

Jueves, 31 de octubre de 2024 a las 12:24

 El presidente Javier Milei echó a la canciller Diana Mondino porque en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Argentina votó en contra del bloqueo a Cuba, alineándose con 187 países y sólo en contra de Estados Unidos, Israel y la abstención de Moldavia. La Argentina viene respaldando resoluciones similares desde hace más de 30 años porque sitúa al país en la amplísima coalición de países “razonables” -Alemania, Francia, Italia, España y casi todos los demás- que, en paralelo, apoyan a la Argentina en el conflicto por las islas Malvinas.

La caída de Mondino era cuestión de tiempo, al punto que fue ninguneada de forma reiterada por el llamado Triángulo de Hierro -los hermanos Milei y Santiago Caputo- y, de hecho, quien la sucede, el embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, es de confianza de ese trío. Según los rumores, Caputo ya había ofrecido el cargo de canciller al secretario de Culto, Nahuel Sotelo, hace unos días, o sea que la ofensiva final contra Mondino ya estaba en marcha antes del voto sobre el bloqueo a Cuba. La movida refuerza el aislamiento argentino, que vota contra la igualdad de género, la lucha contra el calentamiento global, la defensa de los derechos humanos, todo lo cual -en la visión de Milei- es parte de un complot colectivista. 

El comunicado

La administración Milei necesitó apenas tres párrafos para oficializar el despido, pero el texto del comunicado es violento y anticipa una guerra, una persecución, dentro del cuerpo diplomático.

“Esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje los valores de la libertad, soberanía y derechos individuales. En este sentido, nuestro país se opone categóricamente a la dictadura cubana”, dice el texto. La República Argentina defenderá los mencionados principios en todos los foros internacionales y el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad

En general, los diplomáticos son más bien moderados, conservadores, pero formados en temas como la igualdad de género, el cuidado del medioambiente o los derechos humanos. Es la agenda de la mayoría de los países desde hace décadas. 

No hay patrulla perdida

El voto en la Asamblea de las Naciones Unidas no es decisión espontánea de quien encabeza la delegación argentina. El trámite habitual es el siguiente:

Se forma un expediente en el que opinan varias áreas: la subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos; la Dirección de América Central; la subsecretaría de Derechos Humanos, el Departamento de Malvinas y varios integrantes y asesores del gabinete político de Cancillería.

En base a las distintas opiniones, por cable diplomático, para dejar las cosas por escrito, se le dan instrucciones precisas al embajador ante la ONU.

En este año, hasta el ascensorista de Cancillería se daba cuenta que el voto por el bloqueo a Cuba era un tema delicadísimo. No sólo por las violentas declaraciones de Milei contra el colectivismo, su alineamiento con la ultra-derecha internacional, sino también porque el voto se produce a siete días de las elecciones en Estados Unidos.

Desde el lado de Cuba el tema también era de máxima importancia, al punto que el voto fue sustentado por el propio canciller cubano, Bruno Rodriguez. Como se sabe, la isla soportó el huracán Oscar y luego tremendos cortes de luz, de manera que se planteaban mayores urgencias humanitarias que otros años.

En la Cancillería sostienen que Mondino no sólo tenía la manzana rodeada, sino que, además, era poco proclive a leer los expedientes y a evaluar las situaciones. Todos apuestan a que no le dio al voto la importancia que tenía. Algunos incluso arriesgan que “le hicieron flor de cama”, o sea dejaron correr el voto para que el resultado fuera el despido.

En ese marco, es probable que haya avanzado, casi de forma burocrática, la repetición del voto tradicional argentino de los últimos 32 años: oponerse al bloqueo contra Cuba.

Lo clave es que el voto en la Asamblea General no fue producto de una patrulla perdida, un espontáneo que decidió por sí mismo, sino que se recibió, por cable, una instrucción de acompañar a la inmensa mayoría de los países (187). Del otro lado sólo quedaron Estados Unidos e Israel. Desde ya que la responsabilidad de la canciller es innegable.

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