Este miércoles, Mauricio Macri publicó en sus redes sociales un comunicado en el que se autodefinió como "un absolutista de la libertad de expresión", luego del anuncio del Gobierno sobre la elaboración de un estudio que busca regular las redes sociales y que no "intoxiquen" la democracia.
"A diferencia de la mayoría de los dirigentes del oficialismo, incluyendo al presidente y a la vicepresidente, yo nunca bloqueé a un usuario en Twitter y nunca lo haré. No importa lo que digan", aseguró el exmandatario en la carta abierta.
Y siguió: "Desde mi punto de vista, el único límite que debe existir para las expresiones públicas en redes sociales o en cualquier plataforma de comunicación, son los contemplados por la Constitución Nacional y el código penal y la facultad de intervenir de la Justicia Civil en los casos que corresponda. Todo lo demás es censura o vigilancia".
Sin embargo, hay dos hechos que involucran de manera directa e indirecta a Macri en situaciones donde la libertad de expresión se vio coartada. Durante su mandato, la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se encargaba de detener tuiteros que amenazaban al expresidente. Un caso fue el de dos jóvenes que fueron acusados del delito de "intimidación pública" por haber publicado mensajes escritos en árabe, simulando los que realiza el grupo terrorista ISIS.
El otro episodio, aún más reciente, fue cuando el exjefe de Estado fue a declarar a Dolores en el marco de la causa que lo investiga por presunto espionaje ilegal a los familiares de las víctimas del ARA San Juan y le tiró el micrófono a Nicolás Munafó, periodista de C5N que quería hacerle una pregunta. Con una foto del micrófono, el comunicador le escribió en Twitter a Macri: "Pero Mauricio me tiraste al piso por una pregunta…"
Por otra parte, el periodista Jon Heguier le respondió el tuit y le recordó lo que sucedía con los trabajadores de prensa durante su gobierno.