Luego de la polémica interna que generó en el frente oficialista, finalmente el Ejecutivo nacional dispuso, a través de la Secretaría de Energía, aumentos en las tarifas de gas y luz, a partir del 1º de junio, que se aplicará sin distinción, mientras continúa el trabajo de segmentación tarifaria.
La secretaría de Energía, que dirige Darío Martínez, emitió una resolución este viernes, que autoriza a Enargas y al ENRE a disponer de los aumentos, que serán entre el 18,5% y el 25% para el gas, de acuerdo a la región del país, y un 16% para la electricidad.
Con respecto a la tarifa social, una medida que se aplicó en el gobierno de Mauricio Macri, que beneficiaba a los sectores más desprotegidos frente a los fuertes aumentos que se dieron en ese entonces, continuará para el gas, y se verán exceptuados de los aumentos.
No es el mismo caso, de los beneficiarios de la tarifa de luz, con beneficio social, del Gran Buenos Aires, que tendrán un aumento del 7,7%.
Según fuentes oficiales, uno de los objetivos del Gobierno es que la variación de los aumentos no esté por encima de la variación de los ingresos de los hogares.
En esta línea, quienes tengan tarifa social tendrán en sus facturas incrementos totales anuales inferiores al 21.6% -equivalente al 40% de la variacion del Coeficiente de Variación Salarial de 2021. En tanto, el resto de los usuarios residenciales tendrán en promedio aumentos en sus facturas totales anuales inferiores al 42.7% -80% de la variacion del Coeficiente de Variación Salarial de 2021.
Por qué se dan los aumentos
El sector energético en nuestro país arrastra años de problemas, cuando se privatizaron las empresas de luz y gas, los niveles de inversión no se correspondieron con la creciente demanda. Luego, con el correr de los años, y como resultado principalmente de la devaluación del peso, se comenzó a subsidiar a las empresas energéticas que brindaban servicio en nuestro país, para evitar un salto en el precio final a los consumidores.
Sin embargo, con el paso del tiempo, se volvió muy difícil mantener el esquema de subsidios, ya que el Estado nacional volcaba y vuelca, todos los años, cifras de miles de millones de dólares, para mantener el nivel de tarifas al público.
Con la inflación y la erosión del peso, las tarifas al público se vuelven cada vez más insostenibles, por lo que las correcciones se vuelven necesarias, aún cuando sean pequeñas y graduales.